«La contracrónica de Tomás García»

(Foto: IES La Orden)

La Novena está más cerca, pero todavía queda lejos. La última cita, en el Andrés Estrada, guarda muchos secretos que aún desconocemos, y que marcarán el camino hacia a la gloria, de uno u otro; IES La Orden y CB Rinconada, Rinconada y CB La Orden: la sal y la pimienta del bádminton español. ¿Qué sería de nuestra liga, sin la historia que ha escrito cada uno de ellos?; ¿qué serían el uno sin el otro? Pues la vida seguiría, pero no seguiría igual para quienes adoramos la disciplina, y tenemos cada año el privilegio de poder vivir, en nuestra propia ciudad, el mejor duelo que se puede ver en nuestro país. Por eso, lo primero que me gustaría hacer es un llamamiento, para que el próximo sábado el pabellón se llame «Infiernito» Estrada, y devolvamos como afición, a quienes nunca nos fallan, lo que ellos nos dan como equipo.

 

La ventaja del 3-4 de la ida es, aunque insuficiente para cantar y bailar, mucho más relevante de lo que parece: el IES alineará a su gente sabiendo lo que necesita para ser campeón. Eso, a pesar de que aquí, un servidor, cuando Sandorhazi pierde el cuarto juego contra Wei, cree que es el quinto y pone un tuit contando la derrota del conjunto onubense. La alegría que me llevo cuando veo la foto de la victoria, es «chica». Como «chica” es la pareja que forman Pablo Abián y Haideé Ojeda: hemos normalizado que tienen que ganar, como si fuera fácil; pero no lo es, y llevan años allanando el camino hacia el título, venciendo en el encuentro más importante: el primero.

 

Y, del mismo modo que nosotros esperábamos ese punto, a los locales les salían las cuentas para ganarnos si se imponían en los dobles masculino y femenino. Pero no contaron con algo, y aquí me gustaría pararme… Desde que saltó al primer equipo, Ale Pérez ha estado “avisando” del jugador en el que se puede convertir, y sólo le faltaba confiar más en sí mismo, en los momentos clave; momentos en los no se atrevía a soltar el brazo, y que tiraban por tierra muchos buenos minutos. Pero, como hemos repetido muchas veces, el bádminton es perder, perder y perder, para poder progresar; y ayer Alejandro Pérez cogió el toro por los cuernos, cuando llegó la hora, e impuso su ley para conseguir un punto que puede valer… eso.

 

 

Claro que ellos también se apuntaron algún partido, que no tengo yo muy claro que entrara en sus cálculos: Vittoriani caía frente a Leveque, un resultado que no me sorprende por la calidad del francés, pero sí por lo que esperaba del italiano, y Telma y Bea disputaban un duelo de gigantes que esta vez cayó del lado de la jugadora de Leganés. Pablo no fallaba, y Sandorhazi daba el triunfo al conjunto onubense derrotando a alguien tan formidable como Wei Xu.

 

Para mí, la conclusión es muy clara: con tantas variantes y tantos matices, una final tan igualada nunca sale como planeas, ni para lo bueno ni para lo malo, por lo que considero que está muy abierta y, quien quiera ganarla, aún tendrá que dejárselo todo en la pista. ¿Ayudamos a los nuestros? Sábado, 16:50, Andrés Estrada.

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