Huelva’21 llegó a su fin después de casi un mes de competición con más de 400 participantes que pasaron por el pabellón «Carolina Marín»

(Foto: Tomás García)

 

  Huelva´21 ha llegado a su fin. Se apagan las luces en el Carolina Marín y, aunque es pronto para hacer un balance en profundidad, sí es momento de contar algunas de las sensaciones que hemos tenido quienes allí hemos estado desde el primer día. Que, por cierto, no hemos sido muchos y en general podemos decir que los medios no han estado a a la altura. Ni los locales ni los nacionales. Si Carolina juega en marzo, entonces veremos a gente pegándose por acercarse a ella, que no sabe si un volante es redondo o cuadrado; el pasado miércoles concedía unos minutos para preguntas a cada medio que allí estaba pero, como no se esperaba, le hicimos preguntas cuatro. No es una manera de hablar, quiero decir que la entrevistamos cuatro. En la fan zone no había nadie más. Habrá tiempo de abordar este tema.

 

 

Ahora toca echar una primera mirada atrás, con el telón abajo pero la cabeza bien alta; y es que la Federación Mundial de Bádminton se apresuraba a enviar, a mediados de semana, una felicitación a los organismos y entes organizadores, al considerar un éxito el día a día de Huelva´21. Y estos no se casan con nadie, ni «pasan una», porque nada puede fallar en un Mundial absoluto. Y, aunque siempre queden flecos en la puesta en escena de algo en lo que tiene que ver tanta gente, tanto de puertas para adentro como hacia fuera, en general todo ha salido muy bien. Y tanto la imagen de Huelva que ha sido proyectada al mundo, como las imágenes que el mundo ha podido ver de Huelva, tal vez hayan marcado un antes y un después no sólo para la organización de futuros eventos, sino en la elección de nuestra provincia como destino turístico. Porque no es poco lo que han hablado los jugadores del paraíso en el que se han alojado, como tampoco es desdeñable la aceptación que en sus paladares, ha tenido nuestra gastronomía. Y si no, que le pregunten a Loh Kean Yew, campeón en Huelva, cuánto le gustan los chocos fritos de 0 a 10. Yo doy fe, de que les pone un sobresaliente.

 

 

Y con esto nos movemos a la parcela deportiva, porque sobresaliente ha sido la actuación del jugador de Singapur; posiblemente ni él mismo sabía el momento de forma real con el que se plantaba en Huelva, y ha debido ir dándose cuenta de ello mientras derrotaba a Axelsen, a Antonsen, y a todo aquel que le iban poniendo por delante. En la final, Kidambi conseguía imponer su plan de juego unos minutos, pero el ya actual campeón del mundo supo aguantar el marcador, y cuando al fin se jugaba a lo que él tenía pensado, barría de la pista al jugador indio.

 

 

Por su parte, Tai Tzu Ying tendrá que esperar un poco más para conseguir «un gran oro» de un Mundial o de unos Juegos (segunda y segunda este año), y ha visto como le ponían la corona en Huelva a la japonesa Akane Yamaguchi. Muy merecida, como no lo habría sido menos si hubiera ganado Tai, porque ambas cargaban ya con un amplio historial de victorias, y porque a base de derrotas, cuando aún se mantenían a la sombra de las mejores, se han hecho a sí mismas como las jugadoras que hoy son.

 

 

Los dobles masculinos ya empezaban «raros» sin los indonesios y, además, los grandes favoritos de entre los que iban quedando «vivos» también caían antes de tiempo; el título se lo han llevado los japoneses Hoki y Kobayashi quienes, siendo una pareja con un tremendo palmarés, han ido recorriendo un camino con menos obstáculos de lo que sin duda esperaban. El oro del dobles femenino sí se lo han llevado las primeras en las apuestas, las chinas Chen Qing Chen y Jia Yi Fan, quienes en todo el campeonato no han cedido una sola manga. Y en el dobles mixto y, tras caer los super favoritos, las parejas nº2 y nº3 del torneo se han disputado el título, resultando vencedor el dúo formado por Dechapol Puavaranukroh y Sapsiree Taerattanachai; de lo mejor del torneo los tailandeses, como no podía ser de otro modo.

 

 

Por último, los españoles nos mantuvieron pegados a la butaca durante las primeras jornadas, en esos partidos que son los que más nos importan. Tras pasar una ronda sin jugar, Clara Azurmendi y Bea Corrales salían al fin a la pista y daban lo mejor de sí mismas y más, frente a una pareja japonesa que no les daba opción alguna. Algo similar les sucedía a Joan Monroy y Carlos Piris, que se metían sin vestirse en segunda ronda, pero allí les esperaba una de las mejores parejas del mundo; a pesar de ello, los nuestros hacían un partido formidable. Alberto Zapico y Lorena Uslé salían a disfrutar de su encuentro de dobles mixto el primer día de competición, y eso hicieron, dejando el pabellón también muy alto para las huestes españolas. Pablo Abián quedaba emparejado con Kidambi, contra quien poco pudo hacer, pero siempre podrá contar que cayó con quien más tarde sería subcampeón del mundo; Pablo no mostró en la pista, no obstante, su mejor bádminton, ese con el que sin duda habría apretado muchísimo más al jugador indio. Y Kike Peñalver fue quien estuvo a punto de dar «el pelotazo», porque tras ganar con mucha autoridad a Luís Armando Montoya, quedaba emparejado con Rasmus Gemke, y el mismo caprichoso destino que le había cruzado con el nº10 del mundo, le privaba de ganar el primer set con cuatro bolas de partido y el danés contra las cuerdas. Tal vez le faltaron tablas para ganar el partido que hubiera cambiado su vida, pero, sin duda habrá otros.

 

 

Y, tal vez, sea en Huelva; viene reflejado, al menos en el calendario, que nuestra ciudad será sede del Spain Master Super 300, fijado para el mes de marzo. No es algo que esté totalmente cerrado, pero sería otro gran éxito para el deporte onubense, y una nueva oportunidad para llevar aún más lejos el nombre de Huelva por el mundo entero.

 

 

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