«La noche antes de empezar la liga, Uche dijo que se iba»

(Fotos:RRSS)

Hablar de Nardy Lafuente es hablar de alguien que, en Huelva y, en “clave Recre”, no necesita presentación. Tanto por su vinculación como miembro del gabinete de prensa durante años, como por su “omnipresencia” en el día a día del club desde los medios de comunicación, la opinión de Nardy se ganó, hace mucho tiempo ya, el respeto de los aficionados. El mayor aval con el que cuenta para que su voz sea oída en cualquier foro, es la experiencia que lleva acumulando, desde niño, viviendo el fútbol como lo vive; pero yo creo que hay algo más: es poseedor, no sólo de esa clarividencia que sólo tienen algunos para saber interpretar lo que está pasando, sino que además tiene el don de saber transmitir todo eso que ve, a quien le escucha. Una de las mejores experiencias que he tenido en este mundillo, es dar con él los partidos del Recre por Radio Hispanidad: había veces en las que sabía qué había pasado, y qué pensaba él al respecto, con un sólo con un gesto suyo. Pero, la mejor “carta de presentación”,  resulta que es esta entrevista… Está hecha hace tan sólo unos días, pero antes de que saltara la noticia del posible comprador misterioso del Recre; pues bien, podrán comprobar que, antes de que nadie supiera nada, Nardy adelanta aquí muchas de las cosas que están pasando ahora, y acierta con las claves de muchas cuestiones que, estos días, están en boca de todos. Un place tomar café hoy con Nardy Lafuente,  un onubense con 57 años de recreativismo (más bonito así que decir su edad), y que me parece que, si escribiera un libro, podría contar “una par de cosas”. Vamos a preguntarle.

Nardy, tu has hecho de todo.

Estoy trabajando en la calle desde que tenía 15 años; a esa edad ya compaginaba los estudios con el trabajo. He impartido Educación Física en un colegio de primaria, trabajado once años en una empresa muy conocida como es Martí Peix y, ya por entonces, los fines de semana colaboraba con Huelva Información. Jugando me lesioné, y las crónicas del equipo en el que jugaba no llegaban al periódico; entonces me presenté en la Plaza de San Pedro, con una crónica del equipo (1987) y me recibió Paco Gamero. Le gustó, me la publicó y, a partir de ahí, me empezaron a llamar para cubrir otros partidos, y fui entrando hasta que me propusieron formar parte de un refuerzo los fines de semana. Mas tarde, Huelva Información compró la emisora de radio de Valverde, y ahí hacía yo los partidos del Recre. Algo más tarde abrió Teleonuba y a algunos nos mandaron a la tele, a Huelva Información Televisión, lugar en el que estaba cuando me llamaron del Recreativo: cuando el equipo pasó a ser sociedad anónima, con Perico Rodri, entré en el gabinete de información hasta 2015. Antes ya había trabajado con el Recre, en 1994,cuando siendo presidente Miguel Galardi, yo hacía  la megafonía y ayudaba a mi amigo Paco Ruíz a escribir algunas cosillas en la revista Blanco y Azul. A Paco le tengo mucho cariño. Después de eso, en 2015 monté mi escuela de fútbol, y en 2018 entré en Huelva Televisión. Y hasta ahora.

 

Apuesto a que, si “te lo curras”, salen más cosas.

Estuve también en la Ser, cuando Nacho Ruíz dejó la cadena para irse a Onda Cero, y entré con el difunto Manolín Guerra. No estuve mucho tiempo y ya luego entró Manolo Salazar. También estuve en Antena 3 Costa de la Luz en Ayamonte, haciendo colaboraciones…  Y Paco Morán tenía una emisora local y, como yo no podía jugar por la lesión, me ponía con él a comentar los partidos.

 

Pues antes de entrar de lleno con el Recreativo, ¿qué le aporta el deporte a Nardy Lafuente?

Es una filosofía de vida. Desde que tengo uso de razón me han gustado todos los deportes; mi padre era un gran aficionado a cualquier tipo de deporte y lo he heredado de él.

 

 

¿Cuál te gusta más, sin contar el fútbol?

Me gusta muchísimo el baloncesto y, de hecho, fui árbitro siendo presidente de la federación Nicolás, y del Colegio de Árbitros Buendía, primero, y más tarde Manolo Yañez. La noche del golpe de estado (y yo jugaba en el Huelva 76 con el difunto Antonio Quintero de entrenador, además de con su hermano Salvi o Enrique Escalante), nos pilló entrenando en la Ciudad Deportiva. Allí nos enteramos de todo.

 

¿Y si te enteras ahora de que eres presidente del Recre? (y con esto “entro”); ¿Qué es lo primero que harías?

Ahora mismo la situación es compleja. Ha sido compleja siempre, pero ahora mismo existe una gran incertidumbre sobre lo que puede pasar a corto plazo con esa sentencia judicial; estamos a la espera de si el recurso va a prosperar, o qué intenciones tiene este individuo con el club, por lo que el margen de maniobra de quienes manejan ahora la entidad es corto. Prácticamente no puedes planificar nada ni a medio ni a corto plazo, porque no sabemos qué puede ocurrir la semana que viene.

 

¿Ves a Comas de presidente? ¿Es un escenario que podría darse?

Yo creo que no. Él, como persona física, creo que no. Sabe que aquí no tiene muy «buena prensa», por llamarlo de alguna manera, aunque también tiene tiene sus partidarios; pero creo que no quiere el Recreativo para gestionarlo, sino desde un punto de vista más empresarial o, incluso, no sé si decir como un triunfo personal sobre algunas personas que, según él, le pudieron perjudicar en otro momento.

 

A ti te tocó más de cerca que a casi nadie.

Sí. Me despidió. Tuvimos una relación laboral, y lo digo siempre: a nivel personal no le guardo rencor; él actuó como un empresario y yo como un empleado que se sintió “maltratado” por la manera que él tenía de gestionar aquello, y por las veces que nos engañó. Pero a nivel personal no le tengo rencor, ni a él ni a nadie. Creo que lo peor que le podría pasar al Recreativo es que él volviera, pero es que creo que a él también es lo peor que le podría pasar; iba a recuperar una propiedad en la que no iba a sentirse a gusto, porque todos sabemos el cartel que tiene Pablo Comas en Huelva. Y él es listo, por lo que no creo que tenga ganas de volver.

 

¿Crees que hay algo de cierto en eso de que él quiere al Recreativo?

Yo tengo una máxima: todas las personas que han estado en el Recreativo, quieren al Recreativo; es fácil cogerle cariño, y fácil quererlo. Yo no dudo de que él tenga algo de sentimiento hacia el Recreativo, no lo sé, posiblemente sí; creo que a su manera intentó hacer las cosas como creyó que debió hacerlas, pero entró en una espiral que no fue buena en cuanto al modo de llevar una empresa tan peculiar como un club de fútbol. Y se equivocó.

Pero esto es más complicado de lo que parece, ¿no?; si, como todo el mundo cree, Comas no quiere ser presidente, y el ayuntamiento no va a seguir con la propiedad, ¿aquí no falta alguien?

Creo que la opción es que el ayuntamiento sea el intermediario que facilite el acercamiento de un posible comprador a Pablo Comas, una vez se ejecute la sentencia. Ese es el escenario, pero no sabemos cómo “va a ir el partido” porque conociendo a Pablo Comas, fácil no lo va a poner.

 

Y ese presidente que andamos buscando, ¿qué perfil debería tener?; ¿debería ser un economista, un futbolista, un abogado, un periodista, un psicólogo…?

Si es de ámbito privado, o como cabeza visible de un grupo privado, debe ser una persona de consenso; una persona que, aunque quizás mande menos de lo que debería y aunque los que manden estén por detrás, al ser la cara visible sea alguien de consenso y que aglutine. El fútbol es algo muy sentimental y muy temperamental, y más en Huelva con el Recreativo; entonces,el perfil debe ser el de una persona que sea capaz de aunar esfuerzos, y no de dividir o crear “grupos y subgrupos”. Y por detrás debería tener un grupo fuerte de verdad, honesto, con músculo. Lo que ocurre es que, en el fútbol, todo esto es difícil de encontrar.

 

¿Difícil porque la mayoría antepone su beneficio personal ?

Difícil porque el fútbol es muy especulativo. Cuando le haces daño a un club de fútbol o tu gestión no es buena, le estás haciendo daño a muchísima gente. Los equipos de fútbol son termómetros anímicos de las personas; el estado de ánimo de muchísima gente depende de su equipo de fútbol, y no sólo en Huelva. Los lunes son distintos según cómo haya quedado tu equipo, y eso es tan verdad como que estamos aquí ahora mismo. Por tanto, cuando se le hace año a una entidad, a un club de arraigo, con un sentimiento que ha sido heredado de padres a hijos o de abuelos a nietos, hay que tener “mucho cuidado” porque estás perjudicando a todos los demás.

 

¿Tú crees que el Recre ha tratado mal a su cantera? No hablo de ahora, en general.

El primer error, cuando se habla de cantera, es generalizar y globalizar; donde hay doscientos cincuenta o trescientos jugadores, habrá con quien te portes mal, con quien te portes bien, y también quien se porte mal con el club. A veces, cuando leemos que el jugador “tal” se marcha a la cantera del Sevilla o del Betis olvidamos que, igual el Recreativo, no tiene la capacidad de retenerlos; hay casos y casos y, en ocasiones, por una mala gestión el jugador se va. Pero está también la otra parte: el jugador, o las familias en estos casos, contemplan ofertas atractivas de otros clubes y se marchan, del mismo modo que se marchan de otros equipos.

 

¿Pero Huelva es un caso particular?

En Huelva no hay cultura de cantera, y siempre ha costado, exceptuando la época de José Antonio Muñoz Lozano en la que se sacaron muchos jugadores de aquel Ibánez Hermanos. Cuando él fue presidente debutaron muchísimos futbolistas: los hermanos Zambrano, Melo, Juanma, Después y por necesidad, a mediados de los noventa se jugó un play off con Manolo Villanova con nueve jugadores de Huelva titulares, más Santisteban de portero y César Bernal, un extremo zaragozano; el resto era de Huelva pero fue la necesidad. Yo decía que aquí no hay cultura de cantera porque aquí queremos que el jugador juegue y en el momento de rendimiento, y eso es muy complicado. Comentó Guardiola cuando sacó a Busquets de tercera división, “no es que en Barcelona tengamos la mejor cantera; es que los ponemos a jugar”.  Y es cierto; aquí estuvimos hace dos años en 3ª RFEF, y la representación en el equipo de la cantera fue efímera. Una categoría en la que precisamente está ahora el filial con once chicos de Huelva, más Matías y Víctor, que han llegado de fuera. Es complicado porque el Recreativo siempre va con “las urgencias”, pero habría que tener esa paciencia porque en el filiar hay jugadores que podrían estar en el primer equipo actualmente, disfrutando de los minutos que están disfrutando algunos profesionales que no están dando el rendimiento esperado. Pero eso no se potencia, y aquí hay que contar, primero, con que el club apueste por eso. Ahora se ha apostado por la renovación de Rubén Serrano y parece que se está “entrando”. La filosofía del Recreativo y de cualquier club debería ser, cuando fichas a un entrenador, decirle: “tú vas a tener una plantilla de veintitrés pero seis van a ser míos. O siete. Son una apuesta del club, y patrimonio del club”. Claro, tienes que encontrar un entrenador a quien le guste trabajar con esa filosofía; no le puedes imponer la alineación, pero sí la composición de la plantilla. Y hay que hacerlo, porque jugadores que se marchan a otros sitios y que no tienen oportunidad de jugar en el primer equipo, si no la tienen ahora en estas categorías, en un futuro les va a costar mucho más porque la diferencia entre el primer equipo y la cantera va a ser mucho mayor. Pero resulta que hemos estado a una o dos categorías de diferencia, y no ha habido esa representación.

 

Y además del Recre, ¿de quién eres?; ¿hay más equipos?

A mí me gusta mucho el fútbol, y veo todas las semanas ocho o nueve partidos. Tengo muchos amigos en el Sevilla, porque estuve allí, y también los tengo en el Betis. Hay quien me dice que si voy a ver al Betis y al Sevilla; y sí, pero no les tengo una afición acérrima. Hay gente que dice “tú eres sevillista”; pues si tú dices que soy sevillista, seré sevillista, pero voy porque tengo la posibilidad y porque tengo muchos amigos allí.

 

El fútbol te habrá dado la oportunidad de conocer, durante tantos años, a muchísima gente.

Muchísima. A mí me siguen llamando entrenadores que han estado aquí para preguntarme por futbolistas.

 

¿Con quién puedes presumir de que te has tomado un café?

(Risas). No sé; mantengo mucha relación con Marce, con Lucas, con José Luís Oltra o con Quique Hernández, que estuvo aquí y con quien hice una muy buena amistad; tengo muy buenos recuerdos con él y hablamos a menudo. Jugadores, muchísimos… Han sido muchos años.

¿Tú eres el “Team Marcelino” o del “Team Lucas”?

Yo creo que los dos tienen sus cosas a tener en cuenta. Lucas fue un entrenador forjado a sí mismo: llega aquí muy joven, había entrenado al Dos Hermanas, y llegó para un equipo que iba a jugar en 2ªB y, de la noche a la mañana, se encuentra que está en Segunda División. Y casi lo asciende. Le “impidieron” ascender, y al año siguiente ascendió. Tiene su mérito, aunque te pueda gustar más o menos; ahora hay muchos “panenkitas”, que se creen que todo el mundo tiene que jugar al toque. Y Marce también cuadró con un grupo de futbolistas excepcional, a quien él supo administrar, por el que peleó para que muchos jugadores estuviesen aquí, y a quienes sacó un rendimiento brutal. Nosotros viajábamos por ahí y la frase “sois el mejor equipo que ha pasado por aquí” era habitual  jugando en cualquier sitio, incluso en Primera; Zaragoza, La Coruña, y bueno, lo del Bernabeu fue ya una cosa épica. El equipo jugaba muy bien a fútbol.

 

¿Y si te pido que cites a un presidente o a un directivo?

Yo tengo muchísimo cariño a Paco Mendoza. A Paco Mendoza le costó dinero el Recreativo; yo creo que el club aún le debe dinero. Él no lo hubiese cobrado porque él era “así”, el “escudo del Recreativo con piernas”. Yo lo conocí incluso antes de que fuera directivo; recuerdo haber hablado con Miguel Galardi en el año 94 o 95, porque Paco tenía mucho interés en entrar en la directiva, y era un enamorado de la cantera. Lo primero que hizo cuando entró fue arreglar el extinto campo de El Psiquiátrico, adecentarlo lo que se pudo, y fue el primero en poner asientos en el antiguo estadio. Arregló la sala de prensa, los vestuarios y, en definitiva, hizo una labor increíble. La Ciudad Deportiva era su “ojito derecho”: hasta que no la construyó no paró, y fue un hombre que trabajó muchísimo por el Recreativo. Creo que se fue de mala manera y, siendo un hombre tímido, no supo hacerle ver a la gente todo lo que él había hecho por el club.

Te estoy oyendo y pienso, la de cosas que sabes, y las que sabes y no has contado.

Como podrás imaginar, en veintiún años en un club de fútbol profesional, viajando, comiendo, durmiendo y conviviendo con ellos, he visto muchas cosas. A veces me preguntan que por qué no escribo un libro; pero son cosas que no se deben contar.

 

¿Y algo que sí se pudiera contar, y que tú contaras ahora mismo?

(Dos segundos de silencio con una sonrisa). Murcia, primer partido de liga en Segunda División, con Marcelino. Ese año ascendimos a Primera y la liga empezó en Murcia frente al Ciudad de Murcia, estando a punto de cerrarse el mercado de verano. Uche tenía una oferta del Deportivo de La Coruña y recuerdo que aquella noche, ya en el hotel, no sé si al jugador lo llama su agente, que decía que se iba. Lo cogí, le di una vuelta por los alrededores del hotel (vino también Paco Mendoza) y lo pudimos “medio” convencer, diciéndole: “al menos juega el partido, que aún quedan días para decidir”; y a la una o las dos de la mañana se fue para la habitación. Jugó, perdimos 3-1, pero al final el jugador se quedó. Fue máximo goleador y uno de los artífices del ascenso. Y el recuerdo más amargo sin duda es cuando a las cuatro de la mañana, en Madrid y en el hotel de concentración, recibo la llamada de un directivo, para contarme el accidente. Llamé al presidente, que estaba en otra habitación, y en el desayuno se contó a los jugadores lo que había sucedido, y que se estaba intentando aplazar el partido. Paco se vino a Huelva para estar con los familiares, y se quedó Paco Muñoz, entonces directivo y hoy concejal, porque al final se decidió jugar el partido. El equipo se fue a entrenar a Valdebebas, a hacer una activación, y por la noche ya vimos lo que pasó. Recuerdo que fue una mañana de locos, porque muchas excursiones que estaban en camino nos llamaban a Manolo Pedraza y a mí para saber si el partido se suspendía o no. De todas las noches, esa fue la peor.

 

¿Y los futbolistas?; ¿deben decir lo que piensan, o deben “ser buenos” y aburrir a las ovejas en las ruedas de prensa?

Son autómatas. Cuando tú eres el responsable del gabinete de comunicación, y le dices al jugador “oye, que hoy tienes prensa después del entrenamiento”, la gran mayoría te pone mala cara. Al noventa por ciento no le gusta; a no ser que le interese por cualquier motivo, porque también hay quien tiene un periodista amigo que le pregunta lo que quiere que le pregunte. Eso es así, esto funciona así. Pero por regla general al jugador no le gusta.

 

¿Y si nos pasamos a las redes sociales? Y te pregunto más allá del deporte, en general; ¿vale todo?

Para quienes nos dedicamos a la comunicación, las redes sociales bien utilizadas pueden ser una fuente de información, y un modo de pulsar opiniones. Pero no más allá; para mí, Twitter es una taberna de cobardes. Si se le puede dar autorización a alguien con un nombre falso, sin fotografía ni identificación ninguna, para que ponga a parir a quien quiera… Para mí eso no es información ninguna, y la persona que hace eso, aunque lleve razón en lo que está exponiendo, la pierde. Pero estamos en los tiempos de las redes sociales, y todo se mueve ahí. Creo que hay que darles la medida justa, y saberlas utilizar.

 

¿Está todo tan polarizado, que ya no se puede hablar bien de uno sin hablar mal de otro?

Sí. Ahora impera el “conmigo o contra mí”. Creo que hay que tener la mente más abierta, la vista más amplia, y saber ver que no todo es blanco o negro sino que también hay grises. Y hay cosas que te gustan de uno, cosas que te gustan de otro, y no pasa nada. Lo que sí hay que tener, es un criterio propio, y no defenderlo por defenderlo, sino argumentarlo. Y darle credibilidad a través de hechos y razonamientos que hagan ver a la otra persona o al colectivo al que te diriges que, estando de acuerdo con él o no, tu criterio también es correcto y también vale.

 

Pues para mucha gente, entre la que me incluyo, el tuyo siempre es relevante. Gracias, Nardy.

A vosotros.

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