La contracrónica de Tomás García | «Ibiza y Recre se perdonan, como buenos hermanos»

(Fotos: CD Ibiza)
Una idea se alojó en mi cabeza, mientras veía el partido, y estuvo «acompañándome» hasta el pitido final: el Ibiza es mucho mejor que nosotros. No están donde se les espera porque los puntos los consiguen los grupos, no los nombres; pero sólo echando un vistazo a su once titular te das cuenta de que, media hora de asedio local, con algunas ocasiones por su parte, era lo mínimo que podía entrar en el lote. Lo digo porque creo que en el análisis de del encuentro no se nos puede pasar por alto el «pequeño detalle» de que nos medíamos a un equipo en el que juegan juntos Eugeni, Gallar, Domènech o Jesús Álvarez, por citar algunos. Y no es que sea culpa de ellos; todo lo más, nuestra, por confeccionar plantillas más «equilibradas» que el año pasado. Lo digo porque creo que cualquier cosa que hubiéramos hecho, tiene bastante más mérito de lo que en principio pudiera parecer; Ibiza 0, Recre 0, un empate que vale más por poder decir que no empezamos perdiendo, que por el propio punto.
No he visto nada que me haga ser muy optimista de la noche a la mañana, pero tampoco lo contrario: aunque hubiésemos perdido y aunque los próximos dos o tres partidos terminasen también en derrota, no existe plantilla capaz de interiorizar tan rápido las ideas de alguien nuevo, ni míster capaz de acelerar tanto ese proceso: las cosas pueden salir, cuando se empieza una nueva etapa, mejor o peor pero, mientras no termina el periodo de pruebas, lo que no depende de ti tiene mucho más peso del que ningún entrenador quisiera que tenga. Hay que dejar currar al «nuevo», y darle confianza, porque yo no creo que el antiguo inquilino del banquillo del Recre fuera tan «malo» como para ser el mayor culpable de nuestros males, pero tampoco era tan «bueno» como para no creer que venga alguien, y mejore ostensiblemene sus resultados. Nuestra plantilla no es ni la mejor ni la peor de la lista: con respeto, hay algunos futbolistas que no están jugando en su categoría; pero hay otros que quisiera casi cualquiera de nuestros rivales. Así que no seamos nosotros quienes pongamos puertas al fútbol, porque jamás lo hizo nadie.
He visto movimientos de jugadores, tras recuperar el balón y según donde estaban en el campo, que me han gustado; más que nada en la segunda mitad, y partir de un momento en el que los futbolistas parece que se liberan de la «presión del primer día, y se acuerdan de lo que se habían estudiado. Cierto es que ayuda la verbena que, por momentos, parecen estar celebrando los defensores locales; pero no lo es menos que el Recreativo termina el partido en el área del rival. Sí, ha sucedido, y cuando el árbitro pita el final, hasta me da coraje, porque quería tener «una más». Y a esto me refería antes con lo de dar confianza a nuestro nuevo entrenador: recuerdo muy pocos encuentros, en los últimos años, en los el Recre terminase en campo contrario, jugando como visitante: me parece un canto a la esperanza que, en puesto de priorizar el empate, y en un campo como ese, el equipo arriesgase la portería a cero para intentar traerse los tres puntos a casa. Algo es algo.
Pero no me voy a meter hoy con los mecanismos, porque voy a esperar a ver al equipo en casa ,y ver cómo plantea el míster ciertas situaciones usuales del juego. También me ha gustado que ni en el peor momento, durante la primera parte, el equipo se rompe; nos están «rompiendo» ellos, porque son muy buenos, y nos están ganando los duelos porque no sabemos por dónde vienen los tiros. Pero no nos vamos al suelo, como tantas veces; de hecho, la movilidad de Soto y Zelu merma la confianza del Ibiza, que repliega lo justo para que los nuestros se anticipen y, a partir de ese momento, ganen muchos de esos duelos, antes de que estos se produzcan. Interesante.
No me gustan, en general, los primeros sesenta minutos: no entramos bien en el partido y es como si no se hubiese preparado nada para frenar las embestidas del rival; es normal que un equipo así te domine por juego a ratos, pero no que tu respuesta sea = conjunto vacío. Y, desde luego, si pasa otra vez no sé si tendremos tanta suerte. La que no tuvimos nosotros al final, pero que sí tendremos si, además de construir desde la defensa y bla, bla, bla, confirmamos que miramos un poquito más a puerta, como me ha parecido que era la intención.