El idilio del Recre con la romería del Rocío

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El Recreativo se aferra a la Virgen del Rocío para asaltar los puestos de play-off.

 

(Diseño: Adrián Chicón / SportsHuelva)

 

«La Blanca Paloma también siente en albiazul», respondía un aficionado a esta web. Hablar del Recreativo de Huelva es hacerlo también, indirectamente, de la Virgen del Rocío. Estas dos grandes señas de identidad onubense entrelazan sus vínculos cuando llega mayo, resultando en una perfecta simbiosis dentro de una mística exclusivamente choquera. Este sábado, coincidiendo con la romería del Rocío, el Recreativo se juega entrar en puestos de promoción de ascenso a la LFP frente al Recreativo Granada, estando a solo un punto de esa codiciada quinta plaza. Y ya sabemos lo que pasa en épocas tan señaladas.

 

 

El Decano ha cosechado multitud de éxitos deportivos a lo largo de su historia, a menudo reforzados en estas fechas que coinciden con la romería en honor a la Virgen del Rocío. Esta relación se remonta al 14 de mayo de 1978, domingo previo al Lunes de Pentecostés, cuando el Recreativo de Huelva, bajo las órdenes de Eusebio Ríos y liderado por jugadores tan memorables como Isabelo, Rincón y Joaquín Pichardo, logró un valioso empate en el Municipal de Castalia, consiguiendo así su primer ascenso a la máxima categoría nacional.

 

Posteriormente, tras el cambio de milenio, el 19 de Mayo de 2002, el Decano regresó a Primera División en un partido crucial frente al Xerez C.D, el cual se decantó del lado onubense gracias a un tanto de penalti de Fernando Soriano. Este ascenso volvió a coincidir con un domingo de romería, al igual que el tercer y último ascenso del Recreativo a Primera, el 5 de junio de 2006, en Soria, donde el club onubense venció 0-3 al Numancia con goles de Mateo, Viqueira y Gastón Casas.

 

 

Esta especial relación no se limita solo a los ascensos. En la temporada 2015/16, precisamente frente al filial nazarí, el Recre se jugaba su existencia en un partido agónico, resuelto con un gol de Rubén Mesa en el minuto 89. Aunque este enfrentamientono no coincidió con la romería, el espíritu del Rocío estuvo presente. Todo el estadio entonó la Salve Rociera y se obró el milagro. Ya lo dijo el pontífice Juan Pablo II: «¡Que todo el mundo sea rociero!

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