Recreativo de Huelva y San Roque negocian por un bien común que beneficie a ambas partes y por supuesto a los jugadores en cuestión. El pulso está entre directores deportivos

(Foto: @FranAm92)

 

 En ocasiones, hay fichajes que van por buen puerto y finalmente se congestionan -como cuando estas en la cola más rápida del supermercado y de momento se frena en seco-. Esta es una parábola que podríamos extrapolar al minuto y resultado en el que se encuentra actualmente las negociaciones entre el Recreativo de Huelva y el San Roque de Lepe por el lateral zurdo, Fran Ávila. Una de las piezas más importantes de la estructura de la pasada campaña del conjunto aurinegro, quiere vestir la zamarra del Decano nuevamente tal y como hiciera en la temporada 14-15, donde el jugador era propiedad de la entidad blanquiazul.

 

¿Cuál es el problema de esta operación? Fácil, sencillo y para toda la familia. Al sevillano le resta un año de contrato en el conjunto aurinegro, aunque este quiere si o si disputar la próxima campaña en la entidad blanquiazul. El arquitecto Dani Alejo lo quiere, y el máximo responsable de la dirección deportiva del San Roque de Lepe es sabedor de ello.

 

Pero… ¿De dónde viene el problema? Manolo Santana lo tiene claro, un trueque pero con matices. Y es que, el jugador podría finalmente recalar en la entidad decana con un simple movimiento de peón ¿Cómo se llama ese peón y con qué condiciones? Una permuta entre Rubén Serrano y Ávila, además del coste de la ficha del jugador por parte el RC Recreativo de Huelva. Un coste que no generaría demasiados problemas a las arcas del Decano y que por el contrario abriría las puertas para que finalmente Fran Ávila acabase vistiendo la zamarra albiazul a coste cero, por llamarlo de alguna manera.

 

¿Cuál es la situación? Fran Ávila quiere ir a la capital, Rubén Serrano quiere ser importante en Lepe la próxima temporada. A Manolo Santana le gusta la idea, pero no quiere hacerse cargo de la ficha del joven central y Dani Alejo no quiere pagar un traspaso ni tampoco dos fichas, una por Ávila y otra por un jugador que no sería de su propiedad como sería el caso de Rubén.

 

Llegados a esta situación, nadie está contento pase lo que pase ¿Cuál es la solución? Pues como acabamos de comentar en el tercer párrafo: “fácil, sencillo y para toda la familia”. Ambos dos (Santana y Alejo) son señores, máximos responsables de la dirección deportiva deben sentarse y llegar a un acuerdo para que favorezca a ambas partes o al menos que lleguen a un punto en el que no se perjudique a nadie (ni clubes, ni por supuesto a ambos jugadores), porque no cabe duda que los que están en el barro son y serán, los más perjudicados si esto no llega a buen puerto. 

 

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