Atar a un león

Nuevo artículo de opinión de nuestro compañero Pablo Guerrero. El sentimiento recreativista a juicio
Existen jugadores de baloncestos de los que suele decir que se tiran hasta las zapatillas, son auténticos agonías que al acabar los partidos y mirar sus estadísticas promedian una cantidad ingente de tiros. El pasado verano, durante los JJOO celebrados en París se viralizó la figura del tirador turco Yusuf Dicek que utilizaba su pistola con la pose y destreza que sólo puede darte la experiencia de haber realizado tandas descomunales de tiros. Hay un dicho, quizás un tanto descarnado pero muy ilustrativo, viene a decir “tienes más tiros dados que las fachadas de Sarajevo” en clara alusión a la terrible e infausta guerra de los Balcanes allá por los años 90 del siglo pasado.
Ninguno de los tres ejemplos anteriormente mostrados, por muy significativos que nos parezcan, se acercan ni por asomo a los tiros que tiene pegados la afición del Decano del fútbol español. Todas las muescas en el revolver de la amargura hacen inevitable que exista recelo, esa desconfianza que únicamente pueden sentir aquellos que las han visto de mil colores y que son conscientes de que los caminos del Maligno que nos cayó en desgracia proveniente de Madrid son inescrutables y que, al final del sendero, siempre queda cierto tufo insoportable a napalm.
Con todo lo dicho parece que sí, el futuro institucional del viejo Recre anda cerca de esclarecerse, todos los inputs que venimos recibiendo en las últimas fechas apuntan a que pronto el Decano pasará a tener un nuevo dueño, un paso clave para que “El Abuelo” pueda continuar vivo y, como decía aquel, con su “mala salud de hierro”.
Ante este escenario que se presenta, sin perder de vista todo lo anteriormente mencionado pero con la tarea por delante de estar ojo avizor como garantes del legado del pionero que somos, creo que va siendo hora de centrarnos en lo deportivo y poner todos los huevos en el cesto de la salvación. En muchas ocasiones he ensalzado -porque así lo creo- la tremenda valía de nuestra afición, por lo tanto no dudo de que volveremos a estar a la altura ahora que van a tocar a rebato.
Todos somos conscientes de las carencias de nuestra plantilla, sabemos también que nuestro equipo tiene una estrategia muy marcada que prioriza hacernos fuertes atrás e intentar crecer y encontrar los resultados positivos a través de dejar la puerta a cero, recordemos que al inicio de la temporada el Recre se desangraba recibiendo goles con suma facilidad.
Es el momento de remar a favor de obra, de apoyar a los nuestros sin fisuras, no significa esto renunciar a la crítica o bajar al subsuelo el nivel de exigencia, debe ser la consecuencia lógica de saber cuánto nos jugamos y las limitaciones que tenemos. Reza el proverbio etíope que cuando las arañas tejen juntas pueden atar a un león, es por tanto el momento ideal para la cohesión y el cierre de filas en torno a los profesionales que visten de albiazul, no en vano creo que nadie puede reprocharle nada a nuestros jugadores en cuanto a la actitud, prueba de ello es que no dan ni un punto por perdido y sumamos ya bastantes en los últimos minutos de los partidos. Es imposible bailar en dos bodas al mismo tiempo, es por ello que si aceptamos que el trabajo de nuestra Dirección Deportiva ha sido deficiente, no deberíamos cargar las tintas contra unos jugadores que lo dan todo y que no se guardan nada para sí. Esto sólo se saca con la unión de todos, como siempre lo hemos hecho, insuflando ánimos, aplaudiendo cada intento. No creo que sea conformismo sino responsabilidad. Esta guerra se gana venciendo pequeñas batallas, es una una carrera por etapas.
No quiero acabar esta pequeña ventana de opinión sin mostrar mi parecer acerca de un debate cíclico, ese que cuestiona la idoneidad de celebrar los goles de un Recre que enjareta partidos paupérrimos una semana tras otra. Me reconozco un fan de las frases del histórico entrenador del Liverpool Bill Shankly, una de sus célebres sentencias viene pintiparada para esta porfía: “Si estás en el área y no estás seguro de qué hacer con el balón, mételo en la portería y después discutiremos las opciones”. Celebremos y gritemos hasta dejarnos la garganta, cada gol cuenta y puede reportarnos puntos, recordemos que el año pasado fue un único punto el que nos alejó del sueño de jugar las eliminatorias por el ascenso. Ya habrá tiempo para la protesta.