«Mi verdad»

(Foto: Sportshuelva.com / Román Parreño)

Esta temporada y, en ocasiones, no he podido ver el partido del Recre en directo, debiendo «tirar de grabación» para saber de las aventuras y desventuras de mi equipo. Pero, además, leer opiniones tan distantes unas de otras de los mismos noventa minutos, avivaban mi deseo por conocer lo ocurrido durante los mismos, porque no suelo leer las crónicas pero sí a los recreativistas, y me inquieta que «un gran partido» sea un tostón de toneladas incalculables, unas líneas más abajo. Esta vez sí estuve en el Colombino y pude, allí mismo, dar forma a «mi verdad» sobre lo ocurrido, y digo bien, porque en fútbol no existe la verdad sino la de cada uno, y lo difícil es trazar esa línea que separa lo cuestionable de lo que no lo es. Qué maravilla.

 

A veces, incluso ponemos en duda lo que parece estar fuera de la zona fuera de conflicto: «hemos ganado 3-0 pero porque…», o «este entrenador no tiene ni idea», cuando, aunque no te guste o no compartas lo que hace, generalmente va a saber siempre más que tú. La Cruz de Guía de mi nota será lo que me parece más obvio: con su victoria este domingo, el Recre hacía los deberes y ponía tierra de por medio con algunos de sus perseguidores, en un momento en el que la relevancia de todo lo demás comienza a desmoronarse, y lo que cuenta es sumar. Y el equipo tenía mucho más que perder, además de los tres puntos, porque habría costado ponerse delante de la afición si no se hubiera ganado a un Utrera colista, que llegaba a la cita con ocho bajas y con varios futbolistas de su filial; Recreativo de Huelva 2, Utrera 1, objetivo cumplido, y vía libre para presenciar las procesiones sin andar haciendo cuentas, entre levantá y levantá.

 

 

Pero me voy a saltar algunos tramos del recorrido y voy a entrar en el templo, porque la rueda de prensa de los dos entrenadores me sirve para contar «mi» verdad sobre el partido, y también sobre lo que estoy viendo durante todo el año. Para mí, el gol del Utrera y, aunque ellos no se «van» del partido en ningún momento, obedece más a un error puntual nuestro que a una dinámica de partido que invitase a pensar que iban a marcar. En ese momento, yo llevaba ya casi media parte aburriéndome como una ostra, pensando en el almuerzo, y en la cabina de la radio estábamos hablando ya hasta de Star Wars, pero no temía por el resultado. El equipo estaba gestionando la ventaja, al igual que la semana anterior, mucho mejor que tantas jornadas atrás en las que habíamos acabado encerrados en nuestro área, y en manos de los palos, de Rubén, y de todos los santos. Así que estoy de acuerdo con Abel Gómez en que esos minutos finales con incertidumbre en el marcador por ese tanto, no pueden definir un encuentro que estuvo controlado, y en el que siempre estuvo más cerca un gol nuestro que uno de ellos. Dicho lo cual…

 

…cuando el equipo se pone por delante y juega de otro modo, cediendo el balón, defendiendo muy atrás y especulando con la ventaja, no es porque falte continuidad, porque el cansancio haga mella o, simplemente, porque no hay explicación; la hay: es plan de juego, y el equipo se echa atrás desde el banquillo. Los cambios no alteran sustancialmente lo que está pasando porque no salen para eso, sino para refrescar, y porque lo que está pasando en el campo es lo que el entrenador quiere que pase; es su estilo y su ADN. Cuando se mantiene el control de la situación tiende a salir bien, y te quedas «sólo» o, nada más y nada menos, que con los puntos; pero cuando jugando tan al límite del resultado y de la posesión, se te va de las manos, además de dar una (falsa) imagen de ausencia de garra y una muy real de equipo conformista, si te empatan no te queda nada mas ni nada menos, que nada. Abel Gómez le canta desde el mismo balcón cincuenta saetas a quien no le gustan las saetas; pero oye, mientras que al final entre La Virgen y suene el himno…

 

 

El Recreativo llevó la iniciativa del juego mientras quiso, logró llegar a portería contraria con cierta fluidez, y sin balón maniató al Utrera para que además de los minutos, no pasara nada más; consiguió sus goles no por azar sino por merecimiento y, hasta el error de Ajenjo, el míster podía apuntarse a aquello que decía George Peppard en El equipo A de «me encanta que los planes salgan bien». No obstante, ese mal pase no debe empañar la buena actuación del madrileño, quien, desde que sale, sabe dar criterio al juego y sentido a ir ganando 2-0, ofreciendo al equipo pausa y desplazamiento del balón. Más tarde Abel le colocaría de pivote para aprovechar las llegadas de Adri Arjona en la mediapunta, si es que aún le quedaban fuerzas porque hasta ese momento había corrido por siete, haciendo la ayuda donde quiera que fuese el balón. Pero el caso es que el catalán es el mismísimo Kevin Bacon en El hombre sin sombra, porque en muchos momentos parece invisible para sus compañeros; no en pocas ocasiones le vi ofrecerse, a pesar de lo cual y de ser el jugador mejor situado, el balón nunca le llegó. También me gustaron Ávila, más peligroso en el último pase que otros días, Chinchilla, quien no veas como le está cogiendo el gusto a su banda, y por supuesto Caballero, quien gracias a su gran momento está sabiendo aprovechar el mayor número de ocasiones que, en los últimos encuentros, el equipo está siendo capaz de generar. Son las dos cosas: llegamos mejor, y le tenemos a él. Aunque también creo que el equipo se atasca en Josiel, quien posicionalmente es notable, pero a quien le cuesta sacar y jugar el balón cuando tiene una marca.

 

El Recre lleva dos partidos mejor y, aunque por una simple cuestión de estilo no vayamos a ver algo muy diferente, creo que la mejor versión de este equipo nos da para cumplir el objetivo. Estoy convencido, de hecho. Con sus virtudes ( solidez atrás, mayor control del juego sin balón, mayor facilidad para llegar arriba, Pablo Caballero…), y  también con sus defectos (hasta el entrenador rival se sorprendía del conformismo del Recre cuando, estando su equipo bloqueado, no apretó para pasarle por encima y darle el golpe de gracia). No importa, ya estamos en la racha buena: Recreativo, «a ésta es».

 

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