«UN RECRE MUY TRISTE AGUANTA MEDIA PARTE FRENTE AL CASTELLÓN»

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«El Castellón llegó, vio y venció»

(Foto: Sportshuelva.com / Adrián Chicón)

Podríamos hacer un análisis muy profundo del partido, y en él veríamos que el Castellón es un equipo muy superior a nosotros. La verdad es que el Recre lo tenía muy complicado frente a un conjunto que, pareció dar la sensación, de que cuando quiso acabar con todo, apretó y acabó. Pero la realidad de nuestro rival no debe esconder la nuestra, porque contra otros futbolistas, otros planteamientos y otras historias, hemos salido a hacer exactamente lo mismo. Esta vez ha sido el Castellón, la semana pasada el Melilla y la anterior el Antequera, pero hay aspectos que son invariables: pretendemos puntuar sin ser protagonistas con el balón y, cuando lo tenemos, toda la responsabilidad recae sobre Luís Alcalde, quien ya no tiene a su lado a quienes hablaban su mismo idioma en el campo. Tampoco cambia el hecho de que, de haber salido bien, no habría sido por errores puntuales de ellos, sino por haber sabido entender qué tipo de partido iba a darse; aquí, los únicos “errores puntuales” son los nuestros, adviértase la ironía y, una vez más, cuando los malos resultados entran por la puerta la autocrítica salta por la ventana. Algo que, siendo un título de El último de la fila, ahora mismo me da pánico. El Recre no lo tenía fácil, se enfrentaba a un equipo que, por su potencial, condicionaba muchos aspectos del juego; pero por esa ventanita, unas veces entreabierta y otras casi cerrada, por la que sólo ves lo que tu equipo propone,  he observado a un muy mal Recre. El 0-3 no hace daño por sus tres goles en nuestro marcador, sino por nuestro cero en imagen.

 

 

Lo primero que llama la atención del conjunto visitante, es su nivel de confianza: un equipo que sube con todo, y a cuyo guardameta sólo protege Salva Ruiz. Toda una declaración de intenciones. Es como si dijeran «podéis atacar nuestra espalda lo que queráis, que no vais a sacar nada». En la integridad del rival nada tiene que que ver el Recre, pero sí en la suya propia: a raíz de abrir ellos el marcador, me da la sensación de que el equipo cae en picado porque deja de creer en sí mismo. Y eso es un problema que me recuerda la patada que muchos equipos le dan a la psicología, poniendo a un abogado a hacer pan, o a un panadero a hacer carreteras.

 

El Recre juega exactamente igual que el año pasado. ¿Eso es malo?; no, habría que darlo por bueno si los resultados acompañasen, porque además de ser lo más importante, también es lo único que te queda; pero me llama profundamente la atención eso que se comenta por ahí, de que este año jugamos a otra cosa. Al menos yo, como no compre el partido del equipo madrileño, soy incapaz de ver al Rayo Majadahonda, y sí a un equipo que se pega la primera parte esperando un error del contrario, hasta que llega la ocasión de Caye. Pero se le va largo el control, y ahí se acaba todo hasta la próxima vez que uno de sus defensas se vuelva a caer, o hasta que la pille  Luís Alcalde. Por eso sorprende ese análisis que lo centra todo en un supuesto gran cambio a peor que el equipo sufre “a raíz del primer gol”, como si el tanto hubiese sido un accidente resultado de algún error puntual. . No lo es,  el gol se ve venir de lejos porque es la consecuencia de trece minutos de asedio absoluto, trece minutos en los que el Recre es incapaz de cambiar la dinámica del encuentro para tratar de evitarlo.

 

 

Es verdad que, en la primera parte, Alcalde entra más en juego que otros días, y su simple presencia pone nervioso a cualquiera. Durante algunos minutos y, sobre todo, en la parte final del primer tiempo, se acerca tanto al área rival que consigue que el Castellón se preocupe también de defender, y nos deje en paz un ratito. Pero está muy “solo”, sobre todo ahora que es mediapunta, mediocentro, interior,… y que tiene que ensanchar el campo, filtrar pases por dentro, penetrar por los costados, bajar a recibir… Ojo con exprimir a la gallina de los huevos de oro, que la podemos acabar “matando”. Si hace “demasiadas otras cosas”, parecerá “muchos futbolistas”, pero también se parecerá “mucho menos a Luis Alcalde”. No comparto el discurso del míster de que en la plantilla hay tantos jugadores que “le dan cosas diferentes”; los hay que le dan lo que el quiere, en distintas posiciones, que no es lo mismo. Lo que nos lleva a la pregunta del millón…

 

¿Se puede, con este grupo, dejar cinco equipos por debajo al final del campeonato, jugando de otro modo? Quién lo sabe con certeza, pero hombre, responder “no” es negar a un grupo de futbolistas cuyas posibilidades, bien sea por lesiones, por baja forma o porque no juegan, están aún muy por explotar.  La pasada temporada, el estilo de juego se debía a que era el único posible, porque no “había para más”. Oye, pues igual, el míster no ha caído en la cuenta de que, jugando del mismo modo, está mandándoles el mensaje de que este año, tampoco hay para jugar a otra cosa. Seguramente no tenemos una de las plantillas más “cotizadas” de la categoría, pero creo que tenemos futbolistas con los que me encantaría que Abel contara, para explorar otros caminos. Porque ahora mismo siento como si toda la temporada estuviera ya estudiada y analizada matemáticamente, para saber con quién podemos perder, con quién sacar un punto, e incluso a quien podemos ganar, buscando esos 48 puntos. Y creo que esta afición se ha ganado el derecho a ilusionarse con que cada fin de semana puedan pasar cosas diferentes, con la intervención del libre albedrío y la aportación más personal de cada futbolista, y a que no se la obligue sistemáticamente a ver cómo su equipo juega a mandar el balón, con respeto, al Tiro Pichón, o lo más cerca posible del Muelle del Tinto, según corresponda. 

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