RECREATIVO | «SU GOZO EN NUESTRO DEL POZO»

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La contra-crónica de Tomás García del Linares-Recreativo: » Pizarra y pelotas; el secreto del éxito del Recre»

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(Foto: Linares Deportivo – Twitter)

 

 «Su gozo en nuestro Del Pozo«, le «susurré» por whatsApp a alguien mientras veía el partido. Ese «alguien» sabe un rato largo de esto, pero no creo que ni él, ni casi nadie, hubiese podido imaginar dos minutos de gloria como los que tiene el Recre entre el 63 y el 65. Al poco de comenzar y, tras la expulsión de Sergio, casi todos habríamos firmado el empate; y casi todos habríamos fallado porque, en un derroche de garra y de coraje, el equipo le da un vuelco al marcador, y a nuestros corazones. Linares 0, Recreativo 2; el decano venció en un plaza donde era muy difícil hacerlo, y dentro de un escenario que se complicó demasiado pronto. Y lo hizo porque supo manejar un encuentro que no fue el que esperaba, y porque nuestros futbolistas jamás dejaron de creer en ellos mismos. Un triunfo de fe y un nuevo refuerzo para lo que está por llegar, para una plantilla en cuya unión, reside su fuerza.

 

 

Pues eso; que dicho de otro modo, el partido podría resumirse así: “pizarra y pelotas”. Siendo yo un friki de lo primero, esta vez no voy a detenerme demasiado, porque el artículo no puede ser más largo que una película de Scorsese; sí me gustaría dar, si los nuestros son gladiadores, al César lo que es del César, y felicitar a Abel Gómez. Supo leer todas y cada una de las distintas fases del encuentro y, lo más importante, supo qué hacer en cada una de ellas. Con uno menos, no entró al trapo, no aceptó la batalla en campo abierto, y sí continuó jugando con la ansiedad del rival, esperando una oportunidad. Y, por eso, este es otro de esos partidos en los que, si el Recre no llega a marcar, no habría cambiado mi parecer sobre el mismo: se hizo lo que creo que había que hacer, es decir, ser mejor estratega. Y, desde fuera, dio la sensación de que Abel no titubeó una sola vez.

 

Pero, si me gustó ver cómo el equipo se recomponía tácticamente, más me gustó ver como se reponía emocionalmente, y comprobar que, tras una expulsión en el minuto 6, ya estaban convencidos de traerse algo bueno de Linares, en el minuto 7. Si analizamos los goles, son el resultado de ese esfuerzo extra que te da el futbolista con confianza, en acciones que pueden parecer aisladas o poco relevantes, pero que son las que marcan la diferencia; si sumamos esa intensidad, el momentazo de algunos de los nuestros, y que la pelotita quiso entrar, hallaremos la explicación más argumentada de la victoria del Recre. Luego está la otra, la de que ellos pudieron marcar primero; pero esa no me vale, porque no me vale cuando sucede lo contrario. Yo prefiero quedarme con que el equipo, que está acostumbrado a defender sin tener que defender, porque juega a aburrir al otro, supo gestionar con éxito situaciones concretas de mucho peligro. Hay unos minutos eternos en la primera mitad en los que parece mascarse la tragedia; sin embargo y, con cada acción bien defendida, el Recre va pasando el drama a la otra orilla, y la prisa va convirtiéndose, poco a poco, en la principal consejera del Linares… Por eso no me gustó, a pesar de aquel gol, el partido contra el Sanluqueño, y sí el encuentro del pasado domingo, más allá de los tantos de Rahim y del Pozo.

 

 

Ahora, lo que toca es seguir, sin perder la perspectiva y, frente al Recreativo Granada, sólo pensar en el Recreativo Granada. Lo que tenga que venir, vendrá; pero en ningún caso lo hará si no disputamos cada partido como si fuera el último; es decir, como en Linares. El Recre tiene cuatro o cinco jugadores cuyo momento de forma está en boca de todos; pero es el grupo el que ha hecho que no se note la ausencia de De la Rosa, y el que tendrá que hacer que el rival no se de cuenta, el domingo, de que no está Josiel. Un pasito más, equipo.

 

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