GIMNÁSTICA-RECRE | «MI PREVIA»
Estamos en el principio de otro de esos finales que ya nunca olvidaremos
(Foto: Sportshuelva.com / Fran Vázquez)
Nos vaya mejor, o nos vaya peor, el domingo vamos a construir un trocito de nuestra historia. Los recreativistas coleccionamos en nuestro recuerdo y, en algunos casos, en nuestro corazón, finales de temporada que nos marcaron para siempre; pase lo que pase en Segovia, estamos en el principio de otro de esos finales que ya nunca olvidaremos. Y si algo hemos aprendido, es que tenemos que vivirlo como si fuera la última vez; cada gota de emoción no vertida, cada latido que no demos de más, y cada lágrima que no derramemos, será un pedacito de menos, de ese recuerdo que va a nacer este domingo. Estamos obligados a sentirlo así, para estar a la altura de lo que vamos a defender: al decano del fútbol español.
Si hablamos de fútbol y, a la vista del número de partidos que he visto esta temporada de la Gimnástica… bueno, mejor nos centramos en aquello que conocemos; y es que hay más de un viejo conocido en las filas de nuestro rival, pero yo me quiero parar en Fernando Llorente, porque su rol podría darnos alguna pista sobre lo que nos podemos encontrar. El segoviano aporta, sobre todo, equilibrio; en el Recre se mostró como un mediocentro muy completo y difícil de encasillar en un perfil concreto, porque su punto fuerte es la versatilidad. Sobre todo, Fernando da a sus compañeros paz y tranquilidad, algo que me encaja en un equipo que, como local, busca la portería contraria como si no hubiera un mañana. Y ahí es donde, tal vez, sea relevante: llenando el centro del campo de cordura, a la hora de una ayuda o un repliegue, ante la locura de un equipo que no respeta a nadie, si vas a verle a su casa.
El dicho mejor sólo que mal acompañado no va con Llorente; funciona mejor (o así lo recuerdo yo al menos) en un doble pivote que delante de no sé quién, o detrás de alguien; estando, como parece, bien acompañado, todos dan su mejor versión. Y creo, que bajan tanto cuando juegan lejos de su estadio porque, al tener menos el balón, quedan como desarmados para hacer lo que mejor saben, y se vuelven menos reconocibles; por lo general, los conjuntos que ejercen como locales también quieren la posesión, y la Gimnástica, por lo poco que he podido ver, queda desdibujada cuando no la tiene, pudiendo ser ella misma sólo a ratos.
Tanto es así, que ellos tienen más dudas sobre nosotros, que nosotros sobre ellos; si de un lado estamos seguros de que los segovianos saltarán al campo con descaro, del otro, ¿qué Recre van a encontrarse ellos, el que quiere la bola y ser dominador, o el que espera su oportunidad agazapado en bloque medio? He leído que el estilo de nuestro rival nos viene bien, porque asume riesgos y deja espacios; también he leído lo contrario, porque si su sala de máquinas tiene el día, nos van a pasar por encima; nadie puede estar ni remotamente seguro de lo que va a pasar pero, humildemente, creo que sería un error cederle el balón a la Gimnástica, porque estaríamos favoreciendo que se diera el tipo de partido que ellos quieren, y en el que se sienten fuertes. Porque una cosa es ceder el balón, y otra que te lo quiten; con lo primero tú mismo te pones al borde del abismo, y por no querer arriesgar, estás en realidad arriesgándote a perder el control de la situación, si concedes demasiado. Con lo segundo, cobra sentido el juego sin balón, porque la disputa provoca situaciones en las que puedes pillar al otro descuidado, y es aquí donde reside la ventaja del Recre…
Abel Gómez nunca se dejó nada por detrás; desde un principio, quiso trabajar el juego con balón y sin él a partes iguales, prefiriendo que la plantilla tardase más en asumir todos los conceptos, a que se especializara en alguna faceta del juego en menos tiempo. Y, si bien nos sigue costando generar en la zona de creación y jugar por dentro, defensivamente el bloque es cada vez más sólido, y la estadística habla muy bien de esas líneas tan juntas que presenta el Recre. El primer partido de esta liga vimos, frente al Yeclano, un esbozo de lo que el míster quería con balón; pero en eso y en poco más quedó la cosa, en mi opinión, por la escasez de futbolistas dotados para jugar así, y por el superávit de extremos y/o medias puntas por la izquierda, por la derecha, y por el más allá, más dotados para finalizar las jugadas que para iniciarlas. El conservadurismo se ha ido imponiendo como primera opción de plan de partido, y tras muchas horas de aburrimiento y también de sufrimiento en esa cabina de radio, o frente al televisor (hablo sólo por mí, hay a quien le gusta), lo cierto es que eso es lo que nos ha traído hasta aquí, con el equipo enchufado, unido, y rendido a su entrenador.
Algunos de los integrantes de ese equipo se encuentran ahora en su mejor momento (Caballero, Salinas, Chinchilla, Ávila, Trapero, etc.); otros nunca dejaron de estar bien (Rubén, Galán, etc), y algunos más se han recuperado, a tiempo de unirse a la fiesta (Bernardo, Mateo, Adri Arjona, Iago Díaz). El caso de Iago me parece muy relevante; a Abel le gusta jugar con “falsos hombres de banda”, que solo se sitúan ahí en el dibujo de la pizarra, pero que luego tienden a jugar por dentro para que el Recre parezca el camarote de los Hermanos Marx, y poder ser siempre uno más en cada lance del juego. Iago Díaz cumple con ese cometido a la perfección, porque por sus características puede ser un jugador de banda, pero le basta trazar una diagonal para ser también un puñal por dentro.
Pero les vamos a necesitar a todos, porque llegados a este punto vamos ya sin red, y tenemos que dar respuesta a todas las situaciones que se planteen, con todo lo que tenemos: el poderío de Chinchilla, el toque de Ajenjo, la magia de Arjona, el olfato de Pali Caballero… Ojo, que ellos también tienen un 9 que las está metiendo hasta sin querer, Diego Gómez, y en momentos importantes. Aspirantes presentados; el duelo está servido.