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El joven canterano recreativista debutó oficialmente en el Nuevo Colombino este domingo ante el Atlético Antoniano. Su cartel de presentación: una acción instintiva para asistir a Da Costa y desbloquear el marcador


 

Impacto inmediato. La irrupción de Pablo Évora en su debut en el Nuevo Colombino desbloqueó el marcador. / Fran Barrera (SportsHuelva)

 

Esta temporada, trece futbolistas que han disfrutado de minutos con el primer equipo proceden del Atlético Onubense y/o han pasado por los distintos escalafones inferiores del Recreativo de Huelva a lo largo de su carrera. La victoria de este domingo ante el Atlético Antoniano, la primera tras cinco jornadas sin conocer el triunfo, comenzó a escribirse con sello propio de la cantera onubense.

La entrada de Pablo Évora, que supuso su debut oficial en el Nuevo Colombino, en la segunda mitad cambió el rumbo de un partido que se volvió espeso pese al gran dominio local. Su irrupción dinamitó el juego y, en una acción de pura inspiración en el minuto 80, sirvió en bandeja el gol que abrió el marcador a Mario Da Costa, autor también del segundo tanto que terminó de sentenciar el encuentro.

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Tras el encuentro, Évora no ocultó su alegría ante los medios de comunicación en la sala de prensa del Nuevo Colombino tras resultar determinante para sumar los tres puntos. «Desde la humildad y el trabajo hay que trabajar como uno sabe y quiere, y hoy se ha dado bien», declaró el canterano, manteniendo la compostura pese al momento de gloria.

El momento culmen del partido fue la jugada del gol, una acción individual donde se revolvió sobre la línea de fondo, giró y superó a su marcador antes de centrar con maestría para el remate de Da Costa. El joven futbolista le quitó epicidad al explicar que la jugada fue puramente instintiva y, añade, con fortuna: «Me sale sola y no está pensada. Por suerte para mí y para el equipo, ha salido un buen centro con la derecha».

Sin embargo, difícilmente nada de esto habría ocurrido de no ser por el elevado número de lesiones que está castigando a la plantilla del Decano. Esa circunstancia abrió, por fin, la puerta a su debut en casa. “Llevaba varios días con el runrún de que podía debutar en casa y tener minutos. Estaba un poco más nervioso de lo normal, pero sabiendo que jugar al fútbol es lo que me gusta, no tenía por qué ponerme nervioso; debía estar tranquilo”, confesó el protagonista.

Ese nerviosismo se disipó desde el banquillo con mensajes claros y directos. “El entrenador me pidió ser yo mismo, hacer las cosas con cabeza e ir a por el rival”, explicó el jugador. El propio Arzu refrendó anteriormente esa impresión en rueda de prensa. Para el técnico, se trata de “un gran comienzo” bajo sus órdenes y, aunque valoró positivamente su impacto saliendo desde el banquillo, subrayó que aún “tiene mucho margen de mejora”.

El canterano se mostró ambicioso de cara al futuro, listo para aprovechar cada minuto que se le conceda. «Hay que aprovechar las oportunidades y, si es esta, así se empieza. Tengo muchas ganas de poder seguir disfrutando, darle alegrías al equipo y aportar todo lo que pueda», afirmó.

El debut fue también un momento de gran significado familiar. Explicó que sus padres «lo han pasado mal, porque saben de todo el esfuerzo que llevamos atrás y es una gran alegría para ellos que pueda jugar en casa como lo he hecho«.