Caye Kid: Legends
La contracrónica del Recre-Lorca, por Tomás García
El Recre estrena victoria en casa

Caye Quintana abraza a Antonio Arcos tras anotar uno de los dos goles / Fran Fernández / SportsHuelva
Cuando Willy consigue el empate, un escalofrío recorre el Nuevo Colombino y todos los que allí estamos hacemos un pequeño viaje en el tiempo hasta el día del Linares. Se estaba repitiendo la historia punto por punto; bueno, punto por punto no, porque el Recre marcaba el segundo y los tres se quedaban aquí. Pero… ¿así va a ser siempre? Una cosa es que “sufridor” y “recreativista” sean, antes o después, sinónimos por la Real Academia Española, y otra que acabemos pidiendo la hora en casa frente a un equipo —con respeto— mucho más modesto que nosotros.
Y sí, yo siempre digo que el contrario también juega, pero no hemos llegado a eso por sus virtudes, sino por nuestros defectos: el Recreativo volvió a separar el pie del acelerador cada vez que se ponía por delante, y le daba así la oportunidad de levantarse a un rival que, por su fragilidad defensiva, casi se caía solo. Recreativo 2, Lorca 1: nos quedamos con la victoria, con el subidón que te da ganar y también con el hambre que da a esa hora… Y, por supuesto, con Caye Kid: Legends, el tipo que tengo el privilegio de haber defendido en todas las categorías en las que ha jugado con el Recre, y que en esta no puede otra cosa que ser el mejor.
Pero no me quedo con todo lo que he visto en el campo. ¿Recuerdan ustedes aquello de “no es un pájaro, no es un avión, es Superman”? Pues no es el calor, no es el cansancio, no son las bajas ni es el estado del césped: es el plan de partido. El Recre ha merecido ganar y, cuando no ha ido por delante, se ha visto con capacidad y recursos para marcar en cualquier momento. Pero nadie me va a convencer de que el equipo no baja sus prestaciones cuando va ganando.

Que sí, que con el marcador a favor se pueden hacer muchas cosas, como esperar al rival más atrás y buscarle el espacio, como el día del Linares. Pero, ¿y si el rival no entra al trapo? Porque eso es exactamente lo que ha pasado: tras el gol, el Decano espera y espera, pero el Lorca, que a un solo gol de empatar no cambia nada, también se queda donde está, y el partido se vuelve una cosa espantosa de la que nadie quiere ser protagonista, y en la que todo el mundo espera a todo el mundo. Para aburrir al que está en la cruz.
En la segunda mitad, Willy se marca un señor gol ante la mirada (sí, sí, la mirada) de la defensa onubense, y ya tenemos el lío montado. Y es entonces cuando, misteriosamente, el equipo vuelve a tener gasolina, mete una marcha más y se vuelve a poner por delante. Pero, a continuación, le volvemos a dar el campo al Lorca, y con ello la posibilidad de que se acerque a nuestra portería…
No es la gasolina, no es el árbitro, no es jugar por la mañana y no es que la fruta esté muy cara: es un plan de partido en el que no perder con 11.000 almas en el Colombino, jugando en la cuarta categoría del fútbol español, es tan importante como ganar. Y por eso, cuando vas por delante, se echa la mirada atrás. Una cuestión de gustos del entrenador que, mientras se gane, se queda en eso. Pero si es lo único que ofreces… eso: procura ganar.

Me ha sorprendido mucho la inclusión de Castellano y López, a quien daba una semana más en el banquillo, y también sus rendimientos: para lo rodados que están, fantásticos. Y, por destacar a otro, Iván Romero parecía llevar a sus espaldas muchos más partidos de los que tiene y, siendo otro de los nuestros que no juega en su lugar, posicionalmente lo ha bordado. Y luego está Caye.
A nivel grupal, lo peor que se puede decir es que vuelvo a tener la sensación de que el contrario te supera en intensidad; es la que tengo cuando ves el gol que nos hace Willy. Pero yo creo que nada tiene que ver con el nivel de sacrificio o de implicación en el verde, y sí con estar contagiados de un ritmo de partido que invita más a quedarse mirando que a ir a por el segundo.
Y al equipo murciano, con humildad, se le han visto errores defensivos de bulto, del estilo “tres nuestros y dos de ellos en el borde de su área”, que invitaban a, al menos, intentar cerrar el partido en la primera mitad. Pero bueno, donde manda patrón… Al igual que las derrotas, las victorias también son suyas, y sobre todo de los jugadores. A por la siguiente, para felicidad de todos.

