CAROLINA, CARABELA DE PLATA
La onubense reingresa en la élite como Subcampeona del Mundo
(Foto: BadmintonPhoto / Carolina Marín)
Una plata que sabe plata, y eso es muchísimo; Carolina ha perdido la final contra An Se Young en dos mangas, 21-12 y 21-10, pero ha ganado contra todo lo demás, en dos años y tres meses, el tiempo que hace de su segunda lesión. La onubense ya tenía superada esa lesión, ya había sido Campeona de Europa y ya tenía «avisadas» a las mejores del mundo, pero le quedaba mostrarle a todos aquello en lo que ella sola, en silencio y entre lágrimas, creyó desde el momento en que supo no iría a Tokio: su vuelta a la élite mundial. Carolina ya no está ni «cerca de», ni «a punto” de nada; es subcampeona del mundo, es nuestra carabela de plata, y antes de ver tierra ha tenido que dejar atrás “temporales” como Tai Tzy Ying o Akane Yamaguchi, y cantos de sirena que susurraban «ya no volverá a ser la misma». En cuanto se le pase el cabreo por la derrota, Carolina sabrá valorar lo conseguido, porque sólo ella sabe lo que ha costado. Pero ojo, que nadie se equivoque; sigue siendo ella, quiere ganar, y no va a parar hasta estar en lo mas alto del cajón; aún no está al cien por cien, y el enorme margen de mejora que aún tiene alimenta sus expectativas, mirando hacia París, y nuestras esperanzas, las de quienes siempre hemos creído en ella.
Carolina ha comenzado la final con la consigna clara de no salirse del plan, para tratar de evitar el juego de la coreana en la red, y apagar en lo posible esa chispa que la hace casi invulnerable. Pero dos cosas han ido poniendo la zancadilla, durante todo el partido, a los planes de nuestra representante: de un lado, la precipitación; en muchas ocasiones Carolina ha buscado un ganador donde no lo había, en puesto de seguir elaborando el punto, y dando una opción fácil de remate a una oponente, a la que “lo que le faltaba” era eso… Y luego está la otra cuestión, lo que no depende sólo de ti; y es que An Se Young, a día de hoy y, sencillamente, está mejor que Carolina. Hoy ha sido mejor, y hace meses que es mejor que todas las demás, y que no hay quien pueda con ella. Hay que aceptarlo como es y, conociendo a Carolina, apuesto “mi reino” a que perder la final de hoy es también un nuevo reto para ella, porque sabe que la próxima vez podría ser diferente.
Tanto en la primera manga como en la segunda, Caro ha ido siempre a remolque, porque la frescura de An Se a la hora de subir a la red o de bajar el volante ha inundado la pista, y ha predominado sobre los intentos de la española de hacer dudar a su rival; sólo ha habido un momento en el que, atacando su rectificado, Carolina le ha daño, y nos ha hecho soñar. Pero tanto ha repetido el truco, que un pequeño cambio a la hora de devolver el volante ha sido suficiente para bajarnos a todos de la nube. No es que Carolina estuviera transmitiendo malas sensaciones; es que ha dado la impresión, como diríamos en fútbol, de que la coreana ha apretado cuando le ha hecho falta.
Carolina tiene muchos motivos para estar contenta; es como si ,desde hoy, algo bueno hubiese pasado, a pesar de perder el partido. Si analizamos un poco todo lo pasado, después de muchos torneos inferiores a éste y en los que acabó con dudas y antes de tiempo, hoy ha finalizado jugando la final, y con la certeza de que es el principio de algo. El principio de algo, otra vez: bravo Carolina, bravo, Carabela de Plata de la ciudad que más te quiere, Huelva, del ranking mundial.