«BIEN EL RECRE EN MADRID, PERO NO PERDAMOS LA PERSPECTIVA»

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La opinión de Tomás García sobre el partido del sábado

(Foto: Real Madrid Castilla)

Nacho Heras es alguien que, cuando le preguntan, suele salirse de las tediosas y redundantes declaraciones con las que nos aburren los futbolistas, e intenta razonar las cosas que suceden en el verde. Decía, días atrás, que no le preocupaba el hecho de no marcar, porque tenemos mucha gente con gol, y pienso igual; pero también creo que el premio suele llegar cuando se busca, y que no acertar con el marco contrario también tenía que ver con la meta que te marcas, por aquello de la relación entre causa y efecto. Por eso, nuestro primer gol no es, a pesar del minuto que corría, casual, ni creo que el Recre se lo encontrase por allí escondido bajo una piedra: fue el resultado de empezar presionando al Castilla muy arriba, para atacar su línea más débil, y provocar así que les viniera abajo todo su castillo de naipes. Tal vez nuestro tanto no fuera tan previsible como el del Castellón de la semana anterior, pero entraba dentro de lo posible y, si fue en el minuto 5, es porque el Recre lo comenzó a fabricar desde el minuto 1; Real Madrid Castilla 1, Recreativo 2 y, aunque durante muchos minutos el Recre no pudo controlar a los locales, lo hizo lo suficiente como para que el plan saliera bien.

 

 

Abel Gómez volvía a ese 4-2-3-1 con el que tan bien le había ido jornadas atrás, e incluía en el ataque a Domínguez y a De la Rosa. Pero, esta vez, el plan no tenía tanto que ver con que pasase algo, sino con intentar golpear primero y, si no dejarlo en la lona, al menos dejar grogui al Castilla, porque en el Recre sabían que el partido iba a ser muy largo. Es decir, si queríamos sacar algo. Dicho de otro modo: lo novedoso no es la táctica, que en realidad es volver a algo ya conocido, sino la estrategia, porque lo que cambia es aquello que persigues; y para ello pone sobre el tapete, al fin, un póker de futbolistas con los que jugarse una mano ganadora. Más que de lo que había que hacer, se trataba de lo que no había que hacer: si, como otros días, le hubiéramos dado desde el inicio a esos chicos un balón y tres cuartos de campo, nos habríamos suicidado.

 

Después del gol de Del Pozo, el que me dejó medio ronco, el equipo se echa atrás y los de Raúl toman la iniciativa y comienzan a crearnos ocasiones. Esta es la parte en la que el Recre tiene menos control del partido, y en la que casi nos caen más de uno y más de dos; pero no se puede evitar que el Madrid Castilla te llegue unas cuantas veces, porque no se puede dominar un partido de cabo a rabo. Hay un momento en que estamos tan perdidos, que el empate parece inminente, y creo que lo que nos salva es la paradita para beber agua. En ese momento, el Recre defiende tan atrás que ya tiene hecha la mitad del camino de regreso a Huelva pero, si otras veces es Abel quien da esa orden, estoy convencido de que en ese minuto, esta vez, le dice a su equipo algo como: “o vais más arriba, o no llegamos “vivos” al descanso”.

 

 

Y, en cuanto el Recre se quita de encima al Madrid, qué cosas, llega el segundo, el que me deja ronco del todo. Todavía no es un KO, pero la cuenta atrás se detiene en el 1 para el Madrid, que en la segunda parte tiene que salir a jugárselo todo a una carta. Los locales volvieron a disfrutar de un par de buenas ocasiones, esperadas por otra parte, pero no pudieron con los Trapero, Rubén, Del Pozo y compañía, y acabarían perdiéndose en el agujero negro en el que Abel convierte sus partidos. Y, como no podía ser de otro modo, un golito en contra antes de terminar, para que no se te olvide de qué equipo eres.

 

El Recre me ha gustado más porque me ha gustado más la propuesta; una puesta en escena más atrevida de lo habitual, y un juego sin balón que en muchos momentos desactivó al rival, aburriéndolo, como sólo nosotros sabemos hacer. Lo que viene a ser un partido normal y corriente con distintas fases en el juego, y en el que hasta la buena o la mala suerte puede explicarse, si analizas de dónde vienen las ocasiones. Lo que no me gustaba es que esas mismas ocasiones vinieran precedidas de convertir el partido en un correcalles (Melilla), que fueran provocadas por el resbalón de un rival (Castellón), o que fueran generadas a cambio de generar también un enorme agujero en defensa (Melilla y Castellón). El problema no era que el balón “no quería entrar”, sino que el Recre “no quería jugar”, y el sábado, aunque se pudo perder, se ganó porque se hicieron méritos para ello. Ahora tenemos esa sensación de euforia con la que no puedes evitar ese deseo de “que pase el siguiente”; pero eso es precisamente lo que hay que evitar: debemos intentar sumar tres puntos con el Málaga, y restarlos a la cuenta de 48. Fin. En la categoría hay cinco o seis gallitos, y cinco que descienden; si los descartamos, a mí no me queda ninguna duda de cual es nuestro lugar en esta liga, y cual debe ser nuestra aspiración, al menos, este año. No es que la película tuviera que llamarse “Límite: 48 puntos”; pero la serie sí podría ser “Con 48 basta”.

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