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Cuando sonó Arzu, lo primero que me vino a la cabeza es un golazo que le mete al Atlético de Madrid, con el interior, desde fuera del área… Sé más de él como futbolista que como entrenador, y mi referencia más sólida son sus propias palabras desde que se ha hecho cargo del Recre. Debo decir que me «ganó» el jueves, y que me convenció el domingo, después del partido, de que las cosas pueden cambiar. Sobre todo, me gustó que a él no le gustase el partido, y que comentase que «queda mucho por trabajar». Vimos cosas diferentes, pero también defectos que parecen endémicos, y carencias que no entienden de entrenador. Lo que no vimos fueron goles, y por eso el Recre 0, Águilas 0, no ha sido el mejor estreno posible para Arzu, pero sí ha dejado un reguero de opiniones tan alejadas las unas de las otras como la noche y el día. Ésta es sólo la mía.

 

 

Ya de entrada, llama la atención el 1-4-1-4-1 con el que comenzó el Recre, con Mena jugando por delante de la defensa; y, aunque no es su posición más usual, yo sí creo que la elección es acertada y que funcionará. Pero lo hará cuando al resto de piezas le corra sangre por las venas, porque los que estaban por delante exhibieron los mismo vicios y la misma falta de movilidad de toda la temporada. Cuando Arzu acaba “rindiéndose” y vuelve al 1-4-2-3-1 con Bernal y Mena, ya es demasiado tarde, porque el conjunto murciano ya ha conseguido evitar la supuesta euforia de los primeros minutos de un nuevo entrenador, y Enríquez y Abenza ya son los dueños del partido. Incluso casi marcan si no lo impide Jero con una gran intervención pero, sobre todo, lo que logran es, una vez más, que en el Colombino no pase nada. Luego diría Adrián Hernández que se van disgustados porque, visto el encuentro, debían haber ganado; yo más bien creo que ellos vinieron a hacer su partido, y que se fueron mucho más contentos de lo que dicen. Porque proponer, lo que se dice proponer.. Pero “matar” el partido debo decir que lo hicieron con maestría: las contadas ocasiones en las que el Recre pareció poder someter algo a su rival, las “frena en seco” el Águilas con un cambio, o con algún futbolista que se fue al suelo.

 

En la segunda parte la cosa mejora, porque los de arriba se mueven algo más y la presión va algo mejor; en directo y por la tele “me la juego”, y le digo a mi compi Nardy que Arzu le ha dicho a Domínguez que presione a un central, porque  si van Caye a uno y él a otro, les obligan a salir por donde quiere el Recre. En sala de prensa nuestro míster me dejaría en muy buen lugar, pero lo relevante es que, poco a poco, el Águilas se fue sintiendo más obligado a jugar en su campo, y los últimos minutos del Recre se convierten en lo que nos hubiese gustado ver, “un poquito” antes…

 

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Iván Romero se hacía cargo de ese lugar entre los centrales y le ayuda el hecho de que el rival, cada minuto con menos ganas de atacar y con más miedo a perder, se lo puso más fácil que a Mena. Y ahí quería llegar, porque las cosas que con más urgencia tienen que cambiar, estaban aún en el campo:

 

Arzu tiene la misión de conseguir que lo que pase en el verde sea lo que quiera el Recre que pase, porque no dominamos a nadie más de cinco minutos. No he visto, como he leído por ahí, una mejor actitud, o “más ganas”; no es una cuestión de sacrificio, porque el Recre ya lo peleaba todo, pero lo pelea MAL, y hemos vuelto a ver todo ese montón de automatismos con muchos pases en el mismo sitio, y  que son completamente inútiles. Hacemos un fútbol muy plano, incapaz de dotar al juego de la profundidad necesaria para poder sorprender, lo que nos convierte en un equipo previsible y fácil de defender. Yo creo que está todo relacionado, y que perder duelos y llegar tarde a todas partes es consecuencia, simplemente,  de no tener una sala de máquinas bien engrasada. Si Arzu consigue que el corazón comience a latir, todo lo demás se irá poniendo de pie. Y sigo convencido de que esta plantilla da para jugar mejor, y a otra cosa, con todas sus carencias que no entienden de entrenador.