«Y si, con el mercado abierto, nos faltó algo más de «Manny Manny Manny Manny…»

“La contracrónica de Tomás García: un Recreativo que no supo responder cuando más se le necesitaba”
“Nos está faltando intensidad en casa y debemos darle una vuelta”

Cuando los visitantes consiguen el empate, es cuando sé que estamos a punto de entrar en los minutos más esclarecedores, en cuanto al Recre se refiere, de todo el encuentro y de lo que va de temporada. No soy ningún experto en coches pero siempre he oído que, un motor es bueno si, cuando si le pisas, responde a altas velocidades; pues bien, cuando el partido se pone tan raro con ese empate y lo que pide es que pisemos el acelerador, el Recreativo no responde. Y con eso es con lo que hay que quedarse, antes que con cualquier cosa: si Caye o Paolo llegan a «matar» el partido, nos habríamos quedado sin saber que, a día de hoy, el equipo o no quiere o no sabe jugar en sexta. Y así, es muy difícil sorprender a un rival que sabía siempre, dos segundos antes, dónde y cuando iban a pasar las cosas; Recreativo 1, Linares 1, segunda bofetada con la mano abierta que nos dan pero, soltamos una lagrimita, vemos cómo arreglamos esto, y a pensar en el Lorca.
El caso es que, hasta que ellos empatan, yo al Recre le veo más virtudes que defectos. Nuestro gol, aunque a balón parado, no es producto de la casualidad y sí de ser el equipo que pone más empeño en tener el balón. Y, para ser útil con él, quien cae a la derecha es Domínguez, mientras que Paolo y Da Costa juegan más por el interior, dando paso a un Recre asimétrico en ataque que buscaba dos cosas: ser superior en número por dentro para derribar un muro llamado Joao Paulo, y coger la espalda de su lateral izquierdo, Manny, sabedor el Recre de que se planta con el balón en la línea de fondo. Lo que no sabíamos ninguno es que ayer jugaron tres o cuatros Mannys, y había uno siempre en cualquier parte de su carril. Qué barbaridad…
Con todo, el mejor de los nuestros, Néstor Senra, protegía su parte sin cometer un sólo error y, consecuencia de buscarlo más, el Recre encuentra el gol. Lo que viene después sé que está abierto a debate pero, con humildad, a mí me gusta: el equipo no es que renuncie al balón, sino que elige la opción de aprovechar los espacios que, una vez que va perdiendo, ahora sí deja el Linares, adelantando unos metros todas sus líneas. Pues eso; si llegamos a definir bien, muchas crónicas habrían tan diferentes como ficticias.
Y es que, a partir de que ellos empatan, y mira que estaban más cerca de recibir que de meter, a mí ya no hay nada que me guste del Recreativo. Yo creo que jugar bien es conseguir que en el campo pasen las cosas que tú quieres que pasen, porque si el plan te sale es más fácil ganar. Y eso es lo que pasó: durante toda la segunda parte se jugó dónde, cómo, y a lo que quisieron ellos, imponiendo la idea que habían trabajado y consiguiendo que, durante todo ese tiempo, ahora sí, estuvieran más cerca de meter que de recibir. No se “colgaron del larguero” y, en bloque medio (qué de moda está esto de los bloques) impidieron rehacerse a un Recre sin ideas, predecible, y sobre todo muy lento. Además, con cinco o seis llegadores natos en el campo, asustaron más de una vez a una plantilla, la nuestra, que comienza a mostrar los primeros síntomas de no llevar del todo bien la presión del Colombino.
Y, si bien los cambios que hicimos no surtieron el menor efecto, los que hicieron ellos sirvieron para sujetar al Recre hasta el final evitando, incluso, que el partido acabase en el área visitante. Todo pasó como quisieron ellos y, en la mayoría de casos, lo que querían era que no pasara nada, más que el tiempo. Le toca al míster sacar conclusiones aunque a ver quien es el guapo que no se atreve a sacar las suyas, como que Alex Bernal y Mena son dos futbolistas de un nivel incuestionable, pero que el segundo no es el mejor compañero del primero porque no juega en su sitio y, cuando los rivales aprietan, lo primero que se resiente es la zona de creación. Tal vez aún nos falta un perfil en el campo. Y, tal vez, todo habría sido diferente si, mientras se pudo y con el mercado abierto, se le hubiera echado a la cosa un poquito más de “Manny manny manny manny manny……”