Recre | «Al mal tiempo, una sonrisa».
Contracrónica y opinión de Tomás García del Alcoyano-Recreativo
(Foto: RCR Huelva – X)
El Recre ha caído en Alcoy, pero no caerá. Ya saben a qué me refiero. Lo digo porque, aunque creo que Pablo Comas estuvo en El Collao, y en la cabeza de nuestros futbolistas, hará falta mucho más para tumbar a esta plantilla. Sí, hemos recibido un duro golpe, y como parte de un todo en el que todos estamos conectados, ellos lo han notado; pero no hay nadie en la lona. Celebro ver como la inmensa mayoría de recreativistas ha respondido, en mitad de una exhibición de coraje, con un mensaje de unidad y una sonrisa; esto es lo que nos salvó una vez, y lo que nos volverá a salvar. Dicho así, esta reflexión puede parecer alejada del mundo real de los hechos y las leyes, y más próxima al pensamiento de alguien muy ingenuo… Pero nada más lejos de la realidad, porque fue la gente, quien propició que hoy exista el Recreativo de Huelva; sin entrar (ni ganas) en ese debate político tan rancio como estéril de quién hizo y quién no hizo, resulta que todos hicieron, hacen y harán, siempre, según la demanda social; y nada es más demandado, querido y venerado, en Huelva, que nuestro viejo decano. Harán lo que tengan que hacer, y lo harán por la gente.
Dicho esto, ni que fuera el primer partido en el que el equipo parece estar ausente. No olvidemos que, lo relevante en el “affaire Comas”, es el individuo, y a unos afectará más, a otros menos, y a otros nada; pero, como colectivo, este grupo sigue teniendo un problema numérico, más cuantitativo que cualitativo, y que limita a Abel a la hora de encontrar soluciones a las situaciones que se plantean; vamos, que falta gente. Tal vez y, si hubiésemos tenido capacidad de respuesta, otro gallo hubiese cantado, porque el conjunto local dio algunos bandazos defendiendo su primer gol, y de ninguno de ellos supimos sacar tajada. Ellos sí lo hicieron de la falta de conexión entre nuestras líneas y, en mitad de un caos en el que parecía hacer cada uno la guerra por su cuenta, cerraban el partido. Creo que “nuestros mejores momentos” se debieron más al repliegue del Alcoyano que a nuestra propia reacción, y tuve la sensación, viéndoles, de que a falta de quince minutos, el partido ya había terminado.
Y por eso creo que no estamos hablando de un paso atrás sino, simplemente, de un mal paso. Ningún plan de partido consiste en deambular por el verde y, si así fue, fue debido a que el de ellos sí funcionó. Nos tenían muy estudiados, y en puesto de presionar la salida de balón de Josiel, presionaron la salida de balón de todo el mundo, para asfixiarnos en nuestro propio campo y procurar que sólo se jugase ahí. Sabían que si mandan dos o tres en busca del panameño, hay dos o tres de los nuestros que están libres; y sabiendo también que esos dos o tres son Alcalde, Del Pozo y compañía, trataron de llevar la pelea a otro sitio. Una apuesta arriesgada, porque si no hubiesen marcado en esos minutos, el esfuerzo les hubiese llevado al límite faltando muchísimo tiempo; pero acertaron con la estrategia, acertaron frente a Rubén, y el equipo con más moral del mundo conseguía una victoria muy merecida.
Toca preparar el encuentro frente al Melilla y afrontarlo con el mayor optimismo, haciendo uso del crédito que el equipo se ha ganado, con tanto esfuerzo, durante tantas jornadas. Ese trabajo está ahí, no se ha ido a ninguna parte, y en él debemos confiar. Y, como afición, parece que tal vez tengamos que volver a luchar; ahora mismo, creo que lo primero es apoyar a equipo y cuerpo técnico, para alejar a los malos espíritus, y para que se sientan defendidos. Pero siempre, con una sonrisa. La misma que un día no nos dejó desfallecer y que, según quien seas, te hace ojitos, o te muerde.