LA CONTRACRÓNICA DE TOMÁS GARCÍA | «RECRE, BUEN TRABAJO»
Victoria con personalidad en el Cerro del Espino
Pues, esta vez, sí lo pasamos mal; los últimos diez minutos de partido no se los deseo a nadie, aunque me acordé de los recreativistas que estaban en el estadio, y de aquello de que «quien no arriesga, no gana». Si viajas con el equipo te expones a una vuelta de lo más fastidioso, pero también a poder decir «yo estuve allí». Y algo así le pasó al Recre: se sufrió al final pero, esta vez, fue porque con el «trabajo hecho», los locales trataban de hacer en suyo a la desesperada. Como aficionado, me molesta ver al equipo achicar balones, cuando es la opción elegida; pero no cuando es el recurso que te queda para proteger el resultado que te has ganado. Es cuando cobra sentido aquello de «hemos sabido sufrir»: cuando hay algo más detrás, y no cuando es lo único que ofreces; y el equipo de Abel dio el sábado, a mi juicio, un salto más cualitativo que cuantitativo en algunas cuestiones: Atlético de Madrid 1, Recreativo 2; como dice un amigo mio, bien “trabajao”.
Ya de inicio, el equipo no renuncia a adelantarse en el marcador; ¿acaso, en anteriores partidos, sí? No, pero compraba un sola papeleta, y se encomendaba al azar; en el Cerro del Espino, el Recre no confía en la suerte sino en sacar partido, al fin, a gente como Antonio Domínguez, y frena el empuje local con posesiones que tienen más sentido que marear la perdiz. Claro que, si compras muchos boletos, te arriesgas a perder más; un mal pase, en cualquier parte del campo, era una oportunidad para uno de los equipos del grupo que mejor combinan calidad y físico. Pero, hombre, siempre es mejor a que la hubiesen tenido todo el rato, porque es cuando a uno se le queda esa sensación de que se podía haber hecho más y, como vimos, sí se podía.
Así que el equipo se está moldeando una identidad, cuyos rasgos parecen estar asomando hace algunas semanas; uno, que parece intentar llegar con más criterio a meta contraria, buscando tanto los espacios para Caye o De la Rosa, como jugando rápido por dentro. Otra característica agradecida es, más que su capacidad de reacción, su «intención de reacción»; en muchas ocasiones hemos visto cómo se juega, perdiendo por la mínima, igual que con empate a cero; la teoría es que estamos a sólo un gol del objetivo, por lo que no hay que volverse locos. Sin embargo, el equipo no «quiso vivir» un sólo minuto en desventaja.
Algo que también sumó, fue el banquillo. Los cambios aportaron cosas, que dicho así parece algo bastante obvio, pero que no estaba pasando: Juan Villar marcó el segundo, la gente que entró para resistir, cumplió, y cada minuto que pasa por Iago le hace mucho bien a él, y también al equipo. El caso es que los primeros cambios se producen cuando aún falta media hora, y eso es mucho tiempo para que Abel no confíe en ellos; o estábamos todos equivocados, o algo que no vemos está cambiando.
Por decir un par de cosas que no me gustaron: cuando conseguimos el primero, el equipo se echa «demasiado» atrás, y vuelvo a tener esa sensación de que el rival te va a ir comiendo la ventaja poquito a poco, como una hormiguita, hasta llegar a ti. De hecho, pasó. Siempre se da un paso atrás cuando vas por delante, y que el otro juegue un poquito; pero a mí me pareció un «pocazo». Es verdad que no se puede dominar un partido de cabo a rabo, y menos contra ese equipo, pero eso es porque el otro también juega, no porque tú le dejas hacerlo, y creo que el conjunto local dio un paso al frente, pero que nosotros nos escondimos; pasaron las dos cosas y soy consciente de la dificultad de poner un porcentaje a eso pero, tras el gol pensé: «qué pronto hemos marcado».
Porque ese es mi otro «pero»: aún no somos fiables. Yo necesito más partidos similares para pensar, cuando marquemos , que siempre es un buen momento para hacerlo, y no que queda demasiado para el final. Pinta mejor, pero después de lo vivido, yo aún no me fio.
Me gustaría terminar resaltando la figura, una vez más, de D. del P. (sí, paso de escribirlo y de dar ideas, que cada vez me da más miedo el mercado invernal). Y, en general, felicitar al grupo por el trabajo colectivo pero, sobre todo, por tener personalidad. Sí, porque por primera vez, vi que el Recre trataba de llevar a cabo su plan de partido, pensando más en el Recre, que en quien tenía delante, y que supo contrarrestar el juego de su rival con su propia propuesta; otro límite muy difícil discernir, pero el sábado tuve esa sensación. Tanto es así que, por primera vez, no he citado a ningún futbolista del Atlético de Madrid; no por menospreciar su trabajo, que fue mucho y muy bueno, sino por hacer significar esta cuestión. Mucha prudencia, que esto va a ser muy largo.