Siempre creí en ti

(Foto: @badmintonphoto)

«Esta niña ya no vuelve a ser lo que era…», «se acabó Carolina…», «el tiempo de Carolina Marín ya ha pasado…» Pues ese momento aún no ha llegado, y a más de uno le va a tocar esperar un poco más; el día que decida dejar de pelear, la onubense estará en calma, pero el caso es que ahora mismo está furiosa, muy furiosa… Porque no quería regresar, sino hacerlo cuanto antes, recuperar su sitio entre las mejores, volver a hacernos madrugar los domingos y, de paso, cerrar alguna boca. Y, menos madrugar, porque su final se jugó sobre las doce, todo lo demás lo ha recuperado este fin de semana en la ciudad del amor, así como Ilsa y Rick también recuperaron París, tras su encuentro en Casablanca.

 

Yo llamo a lo que ella está haciendo, “La Tercera Reconquista”. La primera culminó cuando gana el Mundial en 2018, y pone fin a un periodo en el que los miles de planes de juego personalizados de sus rivales, la obligan a reinventarse; ya no sería sólo la mejor, sino también la más rápida. Y la segunda la finiquita por la vía rápida, proclamándose Campeona del Super 1,000 de China, para decir adiós a su primera lesión. Pues bien, lo primero que hace en 2021 es arrasar en el viejo continente, y reclamar su sexta corona consecutiva, para empezar a ir dejando las cosas claras a las jugadoras europeas. Un título, por cierto, que consigue en Madrid, llevándose la gloria la capital de España después de que Huelva no hubiera podido ver a Carolina ni en el Super 300, ni el Mundial; y como esto va hoy de la oscarizada peli Michael Curtiz, la imagino diciendo a este respecto: “dispénsenme caballeros; lo de ustedes es la política, lo mío ganar el torneo”. Rick no dice “exactamente eso”, pero bueno, quienes la han visto me entienden.

 

 

La siguiente cita para probar sus fuerzas es en Indonesia donde, tras derrotar a Jakobsen, su partido frente a Whang Zhi Yi evidencia que aún anda lejos de mejor nivel.  Días después en Malasia y, tras vencer con comodidad a Qi Xuefei, su amiga Line Kjaersfeldt la echaba del torneo. Esto no lo esperaba, y no tuvo que ser fácil comprobar cómo tanto esfuerzo no le daba para pasar de segunda ronda, frente a una jugadora con la que no había perdido nunca. Y a las puertas de un mundial. En fin, que parecen superhéroes, pero los deportistas de élite también tienen dudas, y no es que no tengan malos momentos, sino que nosotros no los vemos; quizá, ese fue uno de ellos y con la cita mundialista tan próxima, tal vez alguien le dijo el día antes de partir a Tokio: “si ese avión despega y no estás en él, lo lamentarás; quizá no hoy, ni mañana, pero pronto y para el resto de tu vida”.

 

Carolina llega a Japón y, tras eliminar a Wen Yu Zhang, en la siguiente ronda tiene que jugar contra He Bingjiao; se trata de la primera gran prueba con la primera gran jugadora desde su lesión, y después de lo de Malasia parece llegar demasiado pronto. Pero Carolina hace su primer gran partido desde su vuelta, y contra todo pronóstico deja fuera a la jugadora china. Sin embargo no puede con Yamaguchi, con quien pierde en dos mangas, a pesar de lo cual el balance es bueno: entre las ocho mejores del planeta, victoria frente a una top mundial, y derrota con quien al final sería Campeona del mundo. Su nivel había subido, pero aún le faltaba un poco para competir con la mejor, que también diría Carolina “de todas las pistas del mundo, ella aparece en la mía”.

 

Sin moverse del país del sol naciente y, en un nuevo torneo, la de Huelva muestra su mejoría frente a Zhang Yi Man y Line Christophersen, pero cae contra An Se Young en un encuentro muy igualado. Sin embargo y, después de verla jugar en cada competición desde hace casi veinte años, no pude sentirme más contrariado que semanas más tarde en Canadá, cuando envuelta en un misterioso halo de apatía, despacha los partidos sin pasión alguna. Sung Shuo Yun acaba en semis con su sufrimiento y me quedo con la sensación de no saber qué hubo realmente detrás de esa semana tan rara. Luego llegarían Dinamarca y la Blichfeldt defendiendo su casa, para abrir boca; Carolina vence a la danesa con comodidad, pero de nuevo nos precipitamos hacia abajo en la montaña rusa al perder con Han Yue. Y yo insisto: la china no suena mucho, pero es de las jugadoras más en forma del mundo ahora mismo. Sin embargo, de nuevo la vuelven a “matar” y a condenarla a no volver a ser la de antes. Vamos, que “leímos cinco veces que la mataron, en cinco lugares diferentes”.

 

 

Y, al fin, París. Carolina se deshacía con facilidad de Zhang Yi Man y de nuevo se las tenía que ver con Han Yue, pero, esta vez, la china no tiene nada que hacer contra el plan de juego de la española. Algo ya podía presentirse… Hasta que en semis, Carolina hace oficial su retorno a la élite del bádminton mundial derrotando a la actual bicampeona del mundo y nº1 del ranking mundial; todo había terminado. O, mejor, acaba de comenzar una nueva era en la que su lesión ya es historia, y en la que después de pasar por encima de Yamaguchi, ya no tiene que demostrarse nada a sí misma. Y así lo reflejaba su cara cuando consigue sumar el último punto, tras hundir en el suelo esos últimos volantes; la propia Ingrid Bergman habría dicho: “¿ha sido un cañonazo, o el corazón que me late?”

 

El torneo lo pierde contra Bing Jiao, pero la final contra sí misma ya la tenía ganada desde el día anterior. Y nos hace ganadores también a quienes siempre hemos creído en ella, porque no pasa nada por haber pensado lo contrario, pero no es prudente haberlo hecho sin argumentos. Carolina ya había salido de otra lesión similar y, sobre todo, quería volver a ser la misma, porque jamás se habría tomado la menor molestia para ser, con respeto, la treinta del mundo. Tengo la sensación de que cuando crea que no pueda competir por un mundial o por un super 1,000, se apartará, y no es la única que tengo: hasta el tipo que se rio de mí en 2013 cuando dije que Carolina sería campeona de Europa, me reconoció su error hace algunas fechas. Imaginad lo que le dije:

 

“tipo (prefiero no desvelar su nombre), presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad”.

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