19 años de la fecha más ambivalente de la historia del Recreativo
El 20 de diciembre de 2006, un trágico accidente en la A-49, que causó el fallecimiento de cinco personas rumbo a la capital de España, precedió a la histórica victoria del Recreativo ante el Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu

Hay fechas hirientes que quedan grabadas en el ADN de una ciudad. El 20 de diciembre de 2006, la provincia de Huelva amaneció con una noticia trágica que detuvo el tiempo: un accidente en el kilómetro 33 de la autovía A-49 segó la vida de cinco personas que viajaban hacia Madrid.
A la altura del cruce entre Chucena e Hinojos, un autobús con peñistas recreativistas colisionó contra un camión que había volcado previamente en la calzada. En el acto fallecieron el conductor del autocar y tres miembros de una misma familia de aficionados; una quinta víctima sucumbiría días después a consecuencia de la gravedad de sus heridas. La expedición, que formaba parte de la marea albiazul rumbo al estadio Santiago Bernabéu, se transformó en una caravana de dolor.

La noticia supuso un impacto emocional devastador para la plantilla y la directiva del Recreativo, que intentaron por todos los medios suspender el encuentro al no sentirse en condiciones de competir. Sin embargo, pese a los esfuerzos por aplazar el choque en señal de duelo, las autoridades futbolísticas obligaron a que el balón rodara. El Real Madrid, en un gesto de señorial solidaridad, decidió donar íntegramente la recaudación del encuentro a las víctimas del siniestro.
Lo que sucedió aquella noche sobre el césped de Chamartín pasaría a formar parte de la mitología del fútbol modesto. En un estadio envuelto en una atmósfera fúnebre, el Decano firmó la victoria más sonada de sus 136 años de historia. Alentados por más de mil recreativistas que convirtieron sus cánticos en oraciones, el equipo dirigido por Marcelino García Toral voló sobre el terreno de juego. Los goles de Uche, Sinama-Pongolle y Viqueira (0-3) fueron tres ofrendas al cielo en una jornada en la que las lágrimas de Huelva inundaron la capital de España.

Hoy, 19 años después, el 20 de diciembre sigue siendo para el recreativismo un recordatorio de que, a veces, la gloria deportiva y la tragedia humana caminan de la mano, dejando para la posteridad una victoria teñida de riguroso luto.

